Esta será la Navidad más costosa de los últimos 16 años para las familias bolivianas. Con un Índice de Precios al Consumidor que ha escalado a 8,82% hasta noviembre de este año, los hogares ven que sus ingresos son insuficientes para pasar una Nochebuena similar a la del año pasado. Una visita a cualquier mercado permite darse cuenta de cuánto se han encarecido los alimentos. El pollo, que hace un mes costaba Bs 13, ahora se oferta en Bs 24 (prácticamente el doble); ni qué decir los precios de las carnes de res y de cerdo. Esto hizo que las personas rehagan sus planes y opten por reemplazar los productos de la cena de hoy.

La economía real es la que se manifiesta en el bolsillo de los jefes de hogar. Y es en estas fechas cuando se pone en evidencia que hay desigualdades profundas en la sociedad. Sin ser Navidad, hay barrios donde la gente prepara ollas comunes para poder alimentarse, mientras en los mercados y en los barrios ya no es extraño encontrar a quienes rescatan verduras y otros productos de la basura.

En contrapartida, el presidente Luis Arce culpa a todos por los “ataques” que recibe y que buscan “desestabilizarlo”. Solo hay que recorrer los barrios más alejados para preguntar cómo se hace para mantener medianamente la calidad de vida. Lo que sí es común en todos los estratos sociales es la decisión de emigrar, de buscar en otros países la esperanza de mejores días o la ilusión de juntar platita para pagar deudas que asfixian. Aún así, todo es pasajero y la población aguarda que el viento cambie en 2025, para que vuelva la certidumbre.