“Incertidumbre”, podría ser la palabra más adecuada para reflejar el estado de ánimo de la gente en Bolivia, para el momento que vivimos. “Preocupación”, la segunda percepción de la ciudadanía, en general, y, del sector empresarial, en particular. “Desaliento”, en los que están siendo muy afectados por la escasez del dólar. “Impotencia”, en quienes ven cómo se esfuman años de esforzado trabajo y se frustran sus sueños de progreso, sin poder hacer otra cosa que orar a Dios para que todo esto cambie. Si a ello se suma la inestabilidad política y social, ciertamente hay poco qué celebrar en estas Fiestas Patrias.

Alan Camhi Rozenman, Presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), reseñó recientemente el panorama del país en estos días: “Bolivia crece cada vez menos; sube la inflación; la desocupación baja pero no el desempleo; déficit fiscal por más de 10 años consecutivos; la deuda pública interna y externa sigue creciendo; las Reservas Internacionales Netas están en un nivel históricamente bajo; el abastecimiento de combustibles no es normal y la escasez del dólar lo ha complicado absolutamente todo, pues al aumentar su cotización provoca una subida del costo de importación, una escalada de precios de productos extranjeros y la caída de su oferta en el mercado, impactando negativamente en los agentes económicos que dependen de las materias primas, insumos, equipos, repuestos y otros que importan, afectando todo ello la producción, el comercio y los servicios”.

Una de las mayores preocupaciones de Camhi, tiene que ver con el comercio exterior, el sector más golpeado de la economía, siendo que a mayo: “El déficit comercial superó los 400 millones de dólares; las exportaciones cayeron ya 1.118 millones de dólares, previéndose que la soya y derivados descienda más de 600 millones de dólares hasta fin de año; las importaciones han bajado, también, por 718 millones de dólares, no siendo una buena señal la caída de las compras externas de Equipos de Transporte por 233 millones de dólares, Bienes de Capital por 159 millones e Insumos por 141 millones de dólares. Todo esto afecta negativamente a la actividad empresarial, la estabilidad macroeconómica y a la vida de la gente, colocando a Bolivia en una posición difícil a nivel internacional por el deterioro de su imagen y la calificación del riesgo país. A este paso ¿habrá algo qué a festejar en el Año del Bicentenario, el 2025?”, reflexionó.

Buscando contribuir con respuestas a las interrogantes que quitan el sueño a los bolivianos ante tan compleja situación, la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO) realizó su “Foro Económico 2024 - Propuestas que suman”, con especialistas internacionales de renombre por su gran experiencia en temas económicos (30.07.2024).

Jean Pierre Antelo Dabdoub, Presidente de CAINCO, abrió el Foro con una sesuda reflexión sobre la situación económica del país, centrándose no sólo en el por qué y el cómo llegamos a ella, sino, también, lanzando un mensaje de esperanza diciendo que todavía estamos a tiempo para cambiar, urgiendo, para ello, tomar medidas basadas en el sentido común, superando las limitantes que impone la ideología, como el no dar el lugar que merece el sector privado como agente de desarrollo, creador de riqueza y empleos dignos para los ciudadanos.
Wladimir Zanoni (BID), Sebastián Franco (BM), Horacio Valencia (CAF), Eduardo Levy Yeyati (UTDT) y Alejandro Werner (Georgetown Americas Institute), fueron los economistas que a través de la presentación de sus ideas aportaron a la comprensión del momento actual y las posibles soluciones.
Me gocé al escuchar las coincidencias de sus diagnósticos y propuestas, con el sentir empresarial, algo que reflejó el economista boliviano Pablo Mendieta Ossio (Director CEBEC), al final del Foro, proponiendo en su exposición como “condición necesaria” un ajuste macroeconómico integral con características propias para el país, y, como “condición suficiente”, el promover la actividad económica, en especial la exportación, para recuperar al país rápidamente.

Entre las “propuestas que suman”, señaló la necesidad de solucionar el déficit fiscal insostenible, el financiamiento monetario sin control, el desequilibrio externo y la oferta productiva reprimida; optimizar la inversión pública, focalizar los subsidios y subvenciones, alinear las remuneraciones del sector estatal, mejorar las cuentas de las empresas públicas y reducir las distorsiones impositivas y el financiamiento incontrolable; para estabilizar la parte monetaria, limitar el financiamiento del Banco Central de Bolivia (BCB) al TGN, permitir la entrada automática de créditos aprobados en el PGE y dar la independencia al BCB prevista en la CPE, aclarando que, impulsar al sector privado es vital para la recuperación, mencionando como los sectores de más rápida reacción, el agropecuario, forestal, turismo y servicios digitales.

En estas Fiestas Patrias, recuperemos la fe de que otra Bolivia es posible, una Bolivia digna y soberana, sí, construyendo previamente una Bolivia productiva y exportadora que traiga crecimiento con estabilidad, y riqueza con empleos dignos desde el sector privado, para beneficio de todos los bolivianos. Solamente de nosotros depende, de los gobernantes y los gobernados…