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La economía, en el año que se va
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22 de diciembre de 2024, 3:00 AM
La crisis económica el 2024, se agudizo en sumo grado. Sobre todo, en el último semestre. Sin citar cifras, esto se observa, material y objetivamente, en las calles. En las cada vez más numerosas marchas de protesta por el alza de la canasta familiar, en las enormes filas por combustible y en las caóticas filas para la compra de productos básicos, como aceite y arroz.
La crisis económica se agravo, fundamentalmente, por la falta de dólares. Este es, en el momento, el gran problema de la economía nacional. Los dólares por la venta de gas al Brasil y Argentina, han disminuido significativamente. Como los gastos no se han reducido, han utilizado las Reservas Internacionales Netas (RIN), agotando los dólares y parte de las reservas en oro. Ya no hay dólares en el Banco Central de Bolivia.
Los dólares que alimentaban a la economía por la venta de gas, que el 2014 alcanzaron a un poco más de 6.000 millones de dólares, el 2024, es muy probable que ni siquiera lleguen a los 2.000 Peor aún, de acuerdo al último reporte del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, hasta septiembre, las exportaciones disminuyeron en 1.337 millones de dólares, en relación al 2023. Será el segundo año de déficit comercial consecutivo.
Pues bien, con pocos dólares en caja, el gobierno debe importar, todos los días, gasolina y diésel subvencionado. Se estima que, hasta fin de año, la cifra superara los 3.500 millones de dólares. Vean ustedes la magnitud de la crisis energética. Los 2.000 millones por ingresos del gas, apenas alcanzan para cubrir el 57% del combustible que compramos. Es tan delicado el asunto que, el saldo de dólares que falta, el gobierno debe conseguirlos de cualquier forma. Lo contario provocaría una crisis energética de gran magnitud, generando también un déficit en la producción de soya, arroz y otros granos. En ese sentido, la crisis alimentaria sería inevitable.
Se necesitan cerca de 11 millones de dólares por día. Como ya no somos sujetos de crédito, los pagos deben ser al contado. El 2024 hubo dramáticos momentos de iliquidez, que provocaron prolongados días de escases y largas colas. Como no hay, en el corto plazo, formas para superar el déficit energético y la iliquidez de divisas; las colas, serán una constante.
A esto se debe sumar el oneroso servicio de la deuda externa, el pago de intereses y capital, que este año podrían superar los 1.500 millones de dólares. De donde obtendrá el gobierno esos recursos? La situación, ciertamente es, no solo compleja, sino muy delicada
Por ello, la estabilidad económica y su correlato en la estabilidad política, son sumamente frágiles. Vean ustedes las circunstancias dramáticas y al extremo que se ha llegado. La estabilidad política depende de la provisión regular de combustibles. Cuando esto no sucede, los riesgos de convulsión social son altos. Los momentos más delicados e inestables del gobierno, el 2024, fueron precisamente aquellos días donde no hubo combustible. La permanencia del primer mandatario pendía de un hilo.
Ahora bien, de acuerdo con las leyes de la economía, cuando hay escases los precios tienden a subir. Esto es inevitable. Entonces, solo de este modo se puede explicar la subida del precio del dólar en el mercado paralelo. En ese mercado, que es la referencia para casi todas las transacciones económicas, el precio del dólar, en el cierre del año, bordeara los 12 bolivianos. En ese marco, el boliviano se habría devaluado en un 70%. Vean como se deterioró la moneda nacional en relación, por ejemplo, al sol peruano y al peso argentino. El boliviano, vale cada vez menos.
Los efectos de este fenómeno se reflejan en el pernicioso proceso inflacionario. Como casi todos los precios están indexados al dólar paralelo, se calcula que la inflación real estaría en el orden del 50%. Obviamente, la diferencia con las cifras oficiales es enorme. Estas, ni siquiera se acercan a las dos cifras, es decir, no alcanzan el 10%. ¿Como se explica esto? La respuesta es simple. Todos los bienes que están en la cadena de los productos subvencionados, naturalmente, no han tenido ese comportamiento. Sin embargo, en el resto, no se puede ocultar la subida de precios. Una ama de casa podría explicar esto con mucha facilidad, en una sola frase: “con cien bolivianos, ahora solo se puede comprar la mitad de lo que se compraba antes”.
El 2024 también, la subvención a los combustibles continúo siendo el “boquete” mas grande de la economía nacional. Es la principal causa del descalabro fiscal. Intentando graficar esto con cifras redondas, el gobierno compra en el mercado internacional el litro a diez bolivianos e internamente vende a cuatro. La subvención, ciertamente, es enorme. La diferencia de precios con los países vecinos, también. Esto ha incentivado el contrabando. Se advierte la presencia de mafias y consorcios que estuvieran desviando cerca del 35% del combustible destinado al consumo interno. Con la subvención, estas mafias están forjando enormes fortunas.
Finalmente, en contra de todas las predicciones oficiales, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) no superará el 1,5%. Este indicador es preocupante, La performance de la economía nacional el 2024 acentuó la crisis que se origina en la reducción sustancial y continua de los ingresos por exportación de gas.
En el año que finaliza, no se hizo absolutamente nada para detener la crisis. Mas bien, la han profundizado. Por cálculos electorales, no quieren asumir ninguna responsabilidad.
Por todo ello, el debate electoral el 2025, se centrará en el tema económico. Los candidatos tienen el desafío de plantear las salidas y soluciones.