Reinaldo Cifuentes | coordinador General de la RAUI América

El nuevo siglo llegó para la humanidad como una era de exploración y descubrimiento constante, donde la inteligencia artificial (IA) se presenta como una herramienta capaz de transformar el proceso de enseñanza y aprendizaje y desafía a las instituciones educativas, que se centran en pedagogías activas y basadas en la acción, a encontrar en la IA un aliado esencial para potenciar sus métodos y objetivos educativos.

La inteligencia artificial, como herramienta, tiene el potencial de mejorar significativamente los procesos educativos, especialmente en modelos pedagógicos disruptivos e innovadores que promueven el “aprender haciendo”, donde el estudiante es el centro del proceso.

En este contexto, la IA puede servir como una ayuda de trabajo tanto para estudiantes como para docentes, facilitando la comprensión de procesos complejos a través de simulaciones y entornos virtuales. Por ejemplo, en el ámbito de la ingeniería industrial, simuladores basados en IA pueden recrear condiciones específicas para el aprendizaje del uso de maquinaria, permitiendo a los estudiantes experimentar situaciones reales de forma segura y controlada.

De igual manera, en el campo de la salud, la IA puede ser utilizada para simular prácticas clínicas, permitiendo a los estudiantes de Medicina o Enfermería adquirir competencias y experiencia sin la necesidad de estar constantemente en un entorno hospitalario real. Esto no solo optimiza el proceso educativo, sino que también simplifica la inversión necesaria por parte de las instituciones de educación.

Aunque las expectativas sobre la IA son altas, es crucial, sin embargo, reflexionar sobre cómo utilizar esta herramienta de manera efectiva. Por ello, se deben establecer protocolos adecuados para su implementación, además de capacitar a los profesionales que puedan manejar la IA de manera ética y responsable. Técnicamente, se podrían incorporar, por ejemplo, nodos en los sistemas de IA que reflejen la ética profesional, pero el juicio y la toma de decisiones éticas seguirán siendo competencias humanas.

La IA tiene la capacidad de acortar y optimizar los caminos educativos, eliminando procesos intermedios que no generan valor y permitiendo a los estudiantes centrarse en aquellos que sí lo hacen. No obstante, aún queda mucho por explorar en términos de creatividad y la manera en que la IA puede complementar, en lugar de reemplazar, los aspectos emocionales y humanos de la educación.

El uso de la IA en educación también plantea desafíos éticos y sociales. Un ejemplo de estos desafíos se encuentra en el ámbito financiero, donde algoritmos de IA utilizados por bancos para agilizar la concesión de créditos han mostrado algunos sesgos discriminatorios. Este tipo de problemas subraya la importancia de incorporar consideraciones éticas y sociales en el diseño y uso de sistemas de IA.

En Iberoamérica, la adopción de metodologías basadas en IA se enfrenta a retos adicionales, como la resistencia al cambio y las desigualdades sociales y económicas. Sin embargo, hay ejemplos positivos, como el Tecnológico de Monterrey en México, la Universidad de Mondragón, en España y la Universidad Andrés Bello, en Chile, que han logrado implementar con éxito los procesos pedagógicos basados en metaverso y simulación. Estas iniciativas muestran que es posible romper paradigmas didácticos y avanzar hacia una educación más innovadora, inclusiva y equitativa.

La inteligencia artificial ofrece un futuro prometedor para la educación, pero su implementación debe ser abordada con cuidado y responsabilidad.

Es esencial que los países y las instituciones educativas inviertan en la capacitación de profesionales y en el desarrollo de protocolos éticos para garantizar que la IA se utilice de manera beneficiosa para todos los estudiantes.

Aunque aún estamos en un camino de exploración, es innegable que la IA tiene el potencial de transformar la educación y reducir las barreras de acceso al conocimiento, siempre y cuando se gestione con una visión global que le haga sentido a la sociedad en que se despliega.