Estamos viviendo, aunque el verbo correcto sería sufriendo, acontecimientos que racionalmente no pueden ser entendidos, que no tienen explicación coherente y que, lamentablemente, nos están arrastrando a una pendiente de confirmación de la destrucción de la institucionalidad boliviana que indefectiblemente llevan a la desaparición de la república.
    El pasado 3 de julio, el columnista Ciro Añez publicó un artículo titulado “La corrupción desvergonzada, origen común, de los Estados fallidos”, en el que hace una muy clara exposición de varios aspectos que, desde hace bastante tiempo, los vamos sufriendo, por la presencia que crece diariamente, de gente “facinerosa que se enriquece de la mentira y del engaño, finalmente acaba destruyendo su propio país”.
    Cuando se le preguntó al escritor ruso Antón Chéjov sobre la naturaleza de las sociedades fallidas, respondió: “En las sociedades fallidas, hay mil tontos por cada mente exitosa y mil palabras torpes por cada palabra consciente. La mayoría siempre sigue siendo tonta y constantemente domina a lo racional. Si ves temas triviales al frente de las discusiones en una sociedad y personas triviales ocupan un lugar central, entonces estás hablando de una sociedad muy fallida”.
    Esa pendiente que lleva a ser un Estado fallido, no es que sea inevitable o que no se le pueda parar, pero ahí surge el otro grave inconveniente, estamos en una sociedad, como señala Ciro Añez, “con pueblos histéricos que en la praxis son hipócritamente condescendientes con la corrupción y que viven en la “loca letanía”, de quejarse, pero nunca estar dispuestos a cambiar para bien, máxime si locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.
    No se vislumbra a quienes puedan tener pensamientos, proposiciones, programas, en síntesis “algo” que pueda ser una opción a esa pendiente en la que estamos actualmente y empeorando cada día.
    La opción más cercana y dentro de la legalidad, se encuentra en las elecciones generales del próximo año y no es, como algunas personas creen o suponen que todavía falta mucho tiempo, la preparación de opciones debe empezar lo antes posible para poder ir mejorando en el camino, porque el trabajo que se tendrá que desarrollar para frenar ese descenso hacia convertirnos un Estado fallido, no es sencillo, pero debería ser posible.
    En ese trabajo de frenar el descenso, la realidad nos golpea con fuerza, al aparecer múltiples actores que, de repente buscan lo mismo, pero sus egos los hacen creer que deben ser ellos y los demás que se acoplen, desconociendo que muchos de esos actores ya son anacrónicos, deben dar paso a nuevas generaciones que puedan trabajar en función del futuro y con una mentalidad y propuesta que nos lleve a reconstruir el país, porque el desastre que se van a encontrar va a ser mucho mayor del que pueda parecer.
    La atomización de propuestas y de quienes puedan liderar la opción de cambio, es uno de los mayores obstáculos para poder tener propuestas serias y posibles y en este punto soy muy pesimista, los egos que ahora vemos son mas grandes que los problemas del país y si no se supera esta triste situación, vamos a seguir en la caída hacia ser un Estado fallido.