El bono demográfico, un fenómeno que ocurre cuando la proporción de la población en edad de trabajar supera a la de los dependientes, se presenta como una oportunidad única para el crecimiento económico en Bolivia.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) puntualiza que el bono demográfico hace referencia a una fase en la que el balance entre las edades de una determinada población genera una oportunidad para el desarrollo.

“Ocurre cuando cambia favorablemente la relación de dependencia entre la población en edad productiva (jóvenes y adultos) y aquella en edad dependiente (niños y personas mayores), con un mayor peso relativo de la primera en relación con la segunda”, afirma.

Según el documento “Juventud y bono demográfico en Iberoamérica”, de la CEPAL y la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), en la actualidad, la región vive un período en que las tasas de dependencia de la población han descendido hasta alcanzar mínimos históricos, lo que abre nuevas ventanas de oportunidades, especialmente para los jóvenes.

Diego Urioste, coordinador del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT), parte del Centro de Pensamiento Estratégico de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, aclara que este número mayor de personas activas en el mercado laboral puede traducirse en un impulso significativo para la economía del país, siempre y cuando se implementen las políticas adecuadas para capitalizar este potencial.

“Es crucial invertir en educación y formación para mejorar la productividad laboral. Aunque el país ha avanzado en la reducción de la brecha de género en el empleo, aún queda un largo camino por recorrer en términos de inversión en la formación de habilidades y la creación de empleos de calidad. Sin estas inversiones estratégicas, el bono demográfico podría convertirse en una oportunidad perdida”, asegura el experto.

En esa línea, un estudio realizado por el ONT, titulado “Competencias laborales en las empresas bolivianas”, devela las competencias laborales más valoradas en la actualidad por las empresas del país y que deberían ser consideradas por los jóvenes que buscan incorporarse al mercado laboral.

Por ejemplo, en el nivel estratégico se valoran, en mayor proporción, las competencias de comunicación efectiva, resolución de problemas y habilidades de contacto (astucia política). En tanto, que, en el nivel táctico, las más valoradas son la motivación y delegación, integridad/honestidad y responsabilidad. 

Unifranz

Prepararse para el futuro

El período posterior al bono demográfico, según Urioste, presenta un escenario en el que la proporción de dependientes aumenta nuevamente, lo que podría poner presión sobre el sistema económico y social del país.

Para mitigar estos efectos, es crucial que Bolivia y otros países en desarrollo implementen políticas que fomenten el ahorro, la inversión en infraestructura y el capital humano. Mejorar los sistemas educativos y de salud, promover políticas laborales que impulsen el empleo juvenil y desarrollar redes de seguridad social robustas son medidas esenciales para prepararse para este desafío.

“Es fundamental mejorar las políticas de formación y empleo para asegurar que la población en edad laboral esté adecuadamente preparada para los desafíos futuros, especialmente considerando la alta tasa de informalidad en el mercado laboral”, dice Urioste.

Asimismo, para Urioste, se debe incentivar la formación de los nuevos profesionales en habilidades blandas, para que éstos lleguen al mercado laboral preparados para los nuevos retos del futuro.

“En muchos casos las universidades tienden a enfocarse más en la teoría que en la práctica y en las habilidades blandas (…). La integración de prácticas profesionales, proyectos colaborativos con empresas y programas de aprendizaje basado en la experiencia pueden ayudar a equilibrar la teoría y la práctica, preparando mejor a los estudiantes para sus futuras carreras”, argumenta el experto de la ONT.

Adicionalmente, la alta tasa de informalidad en el mercado laboral es un obstáculo significativo que debe abordarse, mejorando las políticas de formación y empleo para garantizar que la población en edad laboral esté adecuadamente preparada para los desafíos futuros.

Sin una fuerza laboral capacitada y con acceso a empleos formales y de calidad, el país corre el riesgo de no poder sostener el crecimiento económico en el largo plazo.

El economista senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Marcelo Arroyo, asegura que se debe apostar por la innovación para retener capital humano y que las actuales generaciones tengan incidencia en la transformación del país.

“Debemos evitar que ese bono demográfico se nos pase sin dejar una huella y una iniciativa importante para el desarrollo”, reflexiona el experto. 

Un enfoque multidimensional para el desarrollo sostenible

Gestionar el crecimiento poblacional para promover un desarrollo económico y social sostenible en Bolivia requiere un enfoque integral y multidimensional, señala el coordinador del ONT.

Unifranz

Esto implica la implementación de políticas que apoyen la planificación familiar y el acceso a servicios de salud reproductiva, así como inversiones en educación y capacitación que preparen a la fuerza laboral para un mercado cada vez más competitivo y exigente.

Es crucial promover una economía diversificada y resiliente que pueda adaptarse a los cambios demográficos y económicos. Fomentar la equidad de género y la inclusión social es otro aspecto fundamental para asegurar que todos los segmentos de la población contribuyan al desarrollo económico.

“Además, las políticas deben centrarse en la sostenibilidad ambiental para asegurar que el crecimiento económico no comprometa los recursos naturales y la calidad de vida de las futuras generaciones”, señala Urioste.

El país se encuentra en un momento decisivo en términos de aprovechar el bono demográfico para impulsar su desarrollo. Las decisiones que se tomen hoy en materia de educación, formación, empleo y políticas sociales determinarán en gran medida el éxito del país en capitalizar esta oportunidad única. 

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