El mundo actual se caracteriza por sus rápidas dinámicas de cambio. Cada día se dan a conocer innovaciones tecnológicas que avanzan en múltiples aspectos. Ante este escenario, el ser humano ha aprendido a innovar, reinventarse y tomar riesgos para sobrevivir en diferentes ámbitos de la vida, desde los negocios hasta su preferencia sobre ciertas marcas.

El sector comercial no ha estado exento de esta transformación y ha sido uno de los que más cambios ha asumido. De la mano de la tecnología y la digitalización, el comercio ha ampliado su abanico de opciones, dando paso a nuevas formas de comenzar una empresa propia.

Emprender un negocio propio se ha convertido para muchos no solo en una fuente de ingresos, sino una pasión. Desde el inicio de la pandemia, se ha visto el surgir de muchos emprendimientos cuyos propiciadores se encuentran llenos de entusiasmo ante la expectativa de verlos crecer.

Leticia Miranda Meyer, mentora de emprendimientos y capacitadora del Instituto de la Mujer y Empresa (IME), iniciativa de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, explica que uno de los aspectos fundamentales es la resiliencia, pues el camino del emprendimiento está lleno de obstáculos. El  emprendedor requiere una capacidad de adaptación y formación de carácter fuerte.

“Creo que lo más importante es que tenga carácter, porque cada vez que uno cae, necesita volver a pararse. Porque a lo largo de todo el proceso, vas a tener muchos problemas. Entonces necesitas volver a empezar e ir en contra de las circunstancias” indica.

Por su parte, Angela Kohler especialista en Neurociencias y CEO de Happynar Global explica que “muchos de los emprendimientos fracasan antes de cumplir los tres años, y no tiene que ver con un problema técnico del producto o servicio que se está ofertando, sino es el resultado del miedo de enfrentar desafíos y una baja tolerancia a la frustración”.

Ingenio y el poder de materializar las ideas

Todo emprendimiento nace con una idea. Es indispensable tener un sustento económico para que estas ideas tengan forma y se vean reflejadas en acciones, apunta Miranda. Por lo tanto, es una mezcla de ingenio, innovación y recursos.

“Una idea sin un poco de apoyo económico es solo una idea y el dinero sin ideas no es nada. Entonces, sí se necesita un poco de todo: apoyo, ideas, carácter e incluso se necesita que la idea en sí misma resulte interesante, porque la misma idea la pueden tener miles”.

La mentora asegura que en la actualidad existen miles de formas de hacer crecer un emprendimiento, pues las redes sociales permiten estar informados e incluso tener acceso a instituciones que actúan de incubadoras de emprendimientos. Estas incubadoras podrían ayudar a capacitarse y llegar a un buen puerto, con la idea, si se trata de las características de un emprendedor.

Estas instituciones, generan conocimientos aplicables a estas empresas por medio de talleres y capacitaciones. Un ejemplo se vivió con la capacitación que recibieron más de 30 emprendedores del programa Impulsamos Bolivia, liderado por el IME, Actívate Sucre y EmprendeBo.

Gabriela Acarapi, ganadora del primer lugar en el programa Impulsemos Bolivia asegura que “las mentorías personalizadas” hicieron que conociera de finanzas, de gastos, costos, ingresos y egresos.  

El emprendedor centra su trabajo en la materialización de la idea  la resolución de una necesidad social. El apoyo que recibe de las incubadoras le permite ver otros factores vinculados al surgimiento del producto que, muchas veces no son considerados. Desde el manejo económico de emprendimiento, pasando por aspectos legales de su funcionamiento, hasta llegar a factores propios del marketing que permite mostrarse visible ante los clientes.

Confiando en el talento de Bolivia

La innovación transforma realidades y en estas oportunidades se abre un abanico de posibilidades para emprendedores, desde artículos para el hogar, ropa, accesorios y restaurantes con determinadas temáticas, entre otros.

En el caso del Instituto de la Mujer y Empresa, en los últimos años formó a más de 6.000 mujeres en innovación y liderazgo femenino; ha gestionado 593 mentorías personalizadas (desarrollo personal, experiencia y conocimientos), logró incubar 74 emprendimientos liderados por mujeres y este año proyectan 12 más, lo que significa que pasaron por varias etapas entre ellas el asesoramiento de su negocio en una etapa temprana.

Miranda apuesta por la importancia de la existencia de instituciones de apoyo a emprendimientos, como sinónimo de creer y apostar en el talento y el potencial de Bolivia. 

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