El estrés es una respuesta natural del organismo que nos mantiene alerta ante posibles amenazas. Sin embargo, cuando ésta se vuelve constante e intensa, deja de ser funcional y comienza a deteriorar la salud, por lo que manejar sus efectos requiere la adopción de hábitos saludables por parte de cada una de las personas.

“El estrés es una señal de alerta que nos mantiene en vigilia ante cualquier tipo de amenaza que pueda generar daño a nuestra integridad”, indica Sirley Miranda, profesional médico y docente de la carrera de Medicina en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

Lo cierto es que, según el Houston Methodist (servicios globales para el cuidado de la salud en Estados Unidos), todos sentimos estrés de forma constante, ya sea a causa de problemas familiares, trabajo, enfermedades y cualquier circunstancia que la vida nos presente y éste puede ser bueno en pequeñas cantidades.

“En momentos de mucha necesidad, el cortisol, nuestra principal hormona del estrés, se convierte en el primer aliado del cuerpo, ya que nos prepara para responder en una situación de lucha o huida. La adrenalina, otra hormona activada por el estrés, hace latir el corazón, eleva la presión arterial, tensa los músculos y mantiene nuestra mente hiperconcentrada en el asunto en cuestión; pregúnteselo a quienes juran que el trabajo les sale mejor cuando lo hacen a último momento”, señala la institución médica.

Pero a largo plazo, el exceso de algo bueno ya no es beneficioso para el cuerpo. El estrés crónico aumenta considerablemente los riesgos de enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas. También puede causar problemas tales como dolores de cabeza tensionales, disfunción sexual y caída del cabello. También puede tener un impacto devastador en la salud mental.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su publicación “La organización del trabajo y el estrés”, asegura que éste es el resultado del desequilibrio entre las exigencias y presiones a las que se enfrenta el individuo, por un lado, y sus conocimientos y capacidades, por otro.

“El estrés pone a prueba la capacidad del individuo para afrontar su actividad, y no sólo incluye situaciones en que la presión laboral excede la capacidad del trabajador para hacer frente a la misma, sino también los casos en que no se utilizan suficientemente sus conocimientos y capacidades, y esto supone un problema para el trabajador”, dice textualmente.

Unifranz

Efectos físicos del estrés

El estrés afecta de formas diferentes a cada persona. Miranda señala que, en casos extremos, puede originar problemas psicológicos y propiciar trastornos psiquiátricos.

En el plano físico, por ejemplo, puede provocar:

        Cardiopatías

        Trastornos digestivos

        Aumento de la tensión arterial

        Dolores de cabeza frecuentes

        Cansancio y falta de energía

        Dificultades para dormir (insomnio)

        Tensión muscular que genera dolor en cuello y espalda

A nivel emocional, el estrés crónico puede desencadenar trastornos como ansiedad o depresión. Otros síntomas incluyen:

        Irritabilidad y cambios de humor repentinos

        Falta de motivación para realizar actividades diarias

        Sensación constante de agobio y malestar emocional

Además, puede afectar las relaciones personales, generando conflictos en la pareja y la familia debido a la tensión acumulada.

Consejos para manejar el estrés

Molina señala que, para evitar que el estrés afecte negativamente nuestra salud, es fundamental adoptar al menos seis hábitos saludables:

        Organización del tiempo: utilizar agendas o herramientas de planificación que nos permitan distribuir las tareas de manera eficiente. Es importante incluir tiempo libre para actividades recreativas.

        Actividad física: practicar deporte o actividades como baile o zumba. El ejercicio ayuda a liberar endorfinas, sustancias que producen sensación de bienestar y placer.

        Alimentación saludable: una dieta rica en frutas y verduras proporciona la energía necesaria para afrontar el día.

        Actividades sociales: participar en reuniones con amigos o actividades grupales ayuda a reducir la sensación de aislamiento.

        Ejercicios de respiración y meditación: la respiración profunda y la meditación son técnicas efectivas para disminuir la ansiedad y relajar la mente.

        Descanso adecuado: dormir las horas necesarias es crucial para recuperar el cuerpo y mantener el equilibrio emocional.

Consecuencias del estrés no tratado

Si el estrés no se gestiona a tiempo, puede dar lugar a enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o trastornos gastrointestinales. También puede provocar fatiga crónica, afectando el rendimiento en el trabajo y las relaciones personales.

En el plano mental, la acumulación de estrés puede derivar en ansiedad, depresión y conflictos interpersonales, deteriorando la calidad de vida.

“Es normal experimentar estrés en distintas etapas de la vida, pero aprender a manejarlo es esencial. Si sientes que el estrés está afectando varias áreas de tu vida, es importante consultar con un psicólogo. Los profesionales pueden brindar herramientas personalizadas para enfrentar situaciones de manera efectiva y mejorar el bienestar general”, indica la docente universitaria.

El estrés forma parte de nuestra rutina, pero no debe ser un obstáculo para nuestra salud y bienestar. Con técnicas adecuadas de manejo del tiempo, actividad física, una buena alimentación y apoyo profesional, podemos reducir sus efectos y llevar una vida más equilibrada y saludable.

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