Educación y sociedad
Creatividad y talento joven brillan en Manifestarte, un semillero de innovadores
Desde su creación en 2014, Manifestarte se ha consolidado como un festival de artes visuales esenciales en Bolivia.
En medio de un mundo en el que la violencia está a la orden del día, la labor de los periodistas siempre debe ser la de abogar por la paz y mediante su trabajo, buscar soluciones pacíficas y acordadas, señala Milan Gonzales, escritor y corresponsal de guerra.
“Ser corresponsal de guerra es algo que he ido labrando durante un cuarto de siglo. Primero, como aprendiz en la escritura, llevando la palabra a talleres de terapia ocupacional en hospitales psiquiátricos y luego en cárceles de diferentes países. Esto me ha contribuido y me ha enriquecido, desde luego, para afinar mi trabajo como periodista, tanto como corresponsal, columnista y finalmente entrevistador, para luego terminar en el campo de batalla como corresponsal de guerra, respondiendo al deber”, explica.
El corresponsal y escritor fue una de las personalidades que participó en la cuarta versión del TEDx Unifranz 2024, un evento organizado por la Universidad Franz Tamayo que presentó historias inspiradoras de bolivianos sobresalientes.
Los reportes de Gonzales desde Ucrania buscaron, en primer lugar, contar las historias de las personas y sus esfuerzos durante el conflicto bélico, pero también presentar un mensaje de paz y de fortaleza, denunciando las atrocidades que trae la guerra.
“Creo que la guerra es un demonio de mil cabezas y tiene que llegar un momento en que haya un antes y un después. Porque cada ser humano está lidiando con algo, tiene una batalla que pelear, y creo que la guerra te permite ver que la confrontación solo lleva a la derrota. Lo que uno necesita es justamente labrar un camino hacia la paz”, expresa el corresponsal.
El periodista y escritor vivió en carne propia los primeros meses de la guerra entre Rusia y Ucrania, desde donde envió reportes a medios nacionales que mostraban la crudeza de la guerra y la importancia de aportar a la paz a través de las historias.
“Cada uno de nosotros, desde su vida, puede contribuir al enriquecimiento de la sociedad, a la paz y a manifestar su historia. En mi caso, historias de otros, porque ya no se trata solo de mí, sino de los otros. Cuando logramos aunar esfuerzos es cuando se materializan los mejores resultados. Tenemos que ponernos un propósito y ese propósito debe ser la paz”, acota.
Cultura de paz, ética y valores
La paz, como valor, principio y objetivo, es inherente a la dignidad humana y a los derechos humanos.
El triunfo de la cultura de paz significa la derrota de la violencia, y este logro sólo es posible mediante el reconocimiento de los derechos humanos y la gestión de conflictos a través del diálogo y la negociación.
En última instancia, la paz se materializa cuando se garantiza el respeto y la protección de los derechos humanos, promoviendo una sociedad más justa y equitativa para todos.
La cultura de paz y los derechos humanos están inextricablemente ligados. La paz no puede existir sin el respeto a los derechos humanos, y una cultura de paz fortalece la protección de estos derechos, creando un entorno donde todos pueden vivir con dignidad y justicia. En Bolivia, y en el mundo, la promoción y protección de los derechos humanos son esenciales para construir un futuro de paz sostenible y duradera.
A decir de Gonzales, el periodismo tiene un papel preponderante en alcanzar esta cultura de paz; sin embargo, es necesario que los profesionales se formen en ética, moral y valores, de manera que no pierdan su camino. Ya que los periodistas deben ser, en primer lugar, humanos y, en segundo lugar, profesionales.
“El periodismo debe plantearse esto y, también, incluir clases de ética y moral. Porque uno de los grandes conflictos es presentarse como periodista sin valores. Una cosa es la neutralidad, pero otra muy distinta es sentirse desprovisto de valores. El periodista no se define primero por un título, se define como ser humano. Por eso es que cada uno parte de ese llamado al cumplimiento, pero también del respeto a la profesión”, manifiesta.
En el camino del periodista, el autor agrega que siempre habrá errores y fracasos, pero que es importante cometerlos, porque éstos, al final nos dejan importantes enseñanzas.
“Es esencial tomarse el tiempo, tropezarse y caer, y aprender de los errores que hemos cometido. Es clave darnos cuenta que no será el primer ni el último error que cometamos a lo largo de nuestras existencias. Es esencial abrazar el error, pero después de abrazar el error, también reconocer la falta. Creo que esto se aplica no solo a los jóvenes, sino a la sociedad en general. No basta con criticar, debemos ser críticos constructivos, pero también desarrollar con urgencia la autocrítica”, acota.