Todo está interconectado. Los problemas son redes de interacciones con consecuencias a largo plazo y el pensamiento de causa-efecto no basta para entender y solucionar estos problemas de manera inteligente. Enfrentar los problemas actuales y futuros requiere un pensamiento sistémico y no lineal, que considere todas las interacciones y consecuencias a largo plazo.
“Es crucial adoptar un enfoque sistémico, donde todo está interconectado y tiene una finalidad. El pensamiento causa-efecto solo sirve para problemas simples, pero no para los complejos de hoy en día. En la actualidad y en el futuro, debemos considerar la interconexión de factores para evitar que nuestras soluciones creen nuevos problemas. Un enfoque sistémico no lineal es clave para entender las consecuencias a largo plazo de nuestras intervenciones y políticas públicas, proporcionando soluciones más robustas”, señala Karelys Abarca, directora de Comunicaciones de la Red Iberoamericana de Prospectiva (RIBER).
Abarca participó en el Futures Week, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, que reunió a una treintena de expertos nacionales e internacionales con más de un millar de jóvenes de El Alto y Cochabamba, con el objetivo de desarrollar estrategias y planes para las ciudades del futuro.
La investigadora indica que el pensamiento no lineal es aquel que integra la relación exponencial de los acontecimientos en la previsión del futuro, tomando en cuenta las diferentes facetas e interacciones de los problemas tratados.
Es decir, que busca soluciones integrales que busquen la raíz y la manera en la que el problema a tratar se interconecta con otros, buscando formulas que no solo resuelvan los problemas de manera completa, sino que no causen mayor daño.
Apunta, también, que no existen soluciones fáciles y rápidas para los problemas del mundo, ya que estos tienen muchos puntos de conflicto con otros problemas, por lo que es importante pensar en bucles o círculos.
“Debemos pasar del pensamiento lineal que nos enseñaron, a un pensamiento de interacción circular, donde una causa puede ser tanto un efecto como causa de muchos otros efectos. Si no adoptamos esta mentalidad, nuestras soluciones nunca serán completas.
Por ejemplo, puntualiza la experta, el cambio climático es un problema complejo y sistémico que no puede abordarse con soluciones lineales. Promover los biocombustibles como alternativa a los combustibles fósiles puede reducir las emisiones a corto plazo, pero su producción requiere grandes cantidades de tierra y agua, agravando otros problemas ambientales.
Del mismo modo, resolver la congestión del tráfico con más carreteras genera más demanda de vehículos, perpetuando el problema a largo plazo.
Un desafío de implementar el pensamiento sistémico es entender la complejidad como una red de interconexiones.
“Todos los sistemas son abiertos y forman parte de otros sistemas, por lo que es necesario considerar los efectos a largo plazo en un mundo que a menudo busca soluciones rápidas. Las soluciones verdaderas son colaborativas entre diferentes sectores y disciplinas, enfocándose en la gobernanza y enfrentando la resistencia al cambio con soluciones inteligentes”, señala la comunicadora.
Existen ejemplos exitosos de pensamiento sistémico, como el abordaje del SIDA o VIH con un enfoque integral que ha reducido significativamente las infecciones. También se han enfrentado a la pérdida de biodiversidad y la transformación de ciudades insostenibles en sostenibles.
Estos casos muestran la importancia de pensar en círculo y de manera no lineal, considerando los patrones recurrentes y ubicando los puntos de apalancamiento para intervenciones efectivas.
Arquetipos del pensamiento lineal
Abarca señala que muchas veces, las personas caen en ciertos arquetipos (modelos primarios) de pensamiento lineal, los cuales no nos permiten avanzar en soluciones integrales.
El arquetipo del "límite de crecimiento" describe situaciones donde el crecimiento inicial parece exponencial, pero se estabiliza y decrece debido a recursos limitados.
“Un ejemplo es el impacto del cambio climático en el desarrollo industrial, donde la capacidad del planeta para absorber gases de efecto invernadero impone límites al crecimiento económico”, puntualiza.
Otro arquetipo es el "desplazamiento de carga", donde una solución a corto plazo alivia síntomas sin abordar la causa raíz, empeorando la situación a largo plazo. Un ejemplo es el uso excesivo de antibióticos en salud y ganadería, que desarrolla resistencia bacteriana.
Un tercer arquetipo es la "tragedia de los comunes" ocurre cuando múltiples actores sobreexplotan un recurso común, llevándolo al agotamiento y perjudicando a todos. Un ejemplo es la sobrepesca en los océanos, que amenaza la sostenibilidad de las pesquerías y la salud del océano, vital para capturar carbono y producir oxígeno.
“En conclusión, es crucial reconocer estos arquetipos sistémicos y pensar de manera no lineal para desarrollar estrategias integrales y sostenibles. Esto nos permitirá mejorar el rendimiento en organizaciones, la salud pública, la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida a largo plazo. Al pensar en bucles de retroalimentación positiva, podemos generar efectos exponenciales beneficiosos, mientras que los bucles de retroalimentación negativa actúan como termostatos que estabilizan los fenómenos”, concluye la experta.
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