Lo marcaron fuerte y no le gustó. Por tal motivo, el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, jugador del Alleluia FC de su país, decidió enviar a la cárcel al entrenador y al ayudante del equipo rival.

El DT, de nombre Cyriaque Nkezabahizi, había convocado a refugiados congoleños para el partido, y lo más probable es que estos no sabían que Nkurunziza era el mandatario.