El primer ministro holandés Mark Rutte, no tuvo problemas para limpiar con un trapeador el café que había derramado en el piso cuando franqueaba una de las puertas del Parlamento. El video generó diversas reacciones en las redes sociales.

El café manchó la puerta de seguridad y el suelo. Ni corto ni perezoso - y probablemente consciente de las cámaras que le filmaban- pidió el artefacto de limpieza a una empleada y limpió el desastre que hizo mientras sonreía y recibía el apoyo de las funcionarias encargadas de hacer el aseo de las oficinas.