Dos canguros se agarraron a golpes en el patio de una casa en Australia y tuvieron que ser separados por un hombre para evitar que se siguieran agrediendo.

Al principio, el sujeto pensó que los animales se estaba abrazando pero luego el asunto fue subiendo de tono y terminaron golpeándose.

Los contricantes se dieron puñetazos y patadas. "Eh, muchachos, tranquilos", les gritó el hombre desde la ventaja de su casa para luego terminar saliendo.

"Qué dirán sus padres, ¡sé dónde encontrarlos!", les gritaba el hombre. Al escuchar a los hombres los canguros huyeron de inmediato hacia la vegetación.