Cuando terminen las obras de la gigantesca central hidroeléctrica de Ilisu, el río saldrá a borbotones de su cauce y borrará para siempre el paisaje de Hasankeyf, sus huellas y sus puentes de piedra.

El gobierno turco puso en marcha un proyecto que suministrará 8.000 MW de energía y la irrigación necesarias al sudeste de Turquía, una zona poblada sobre todo por kurdos y que durante mucho tiempo estuvo dejada de lado. La represa turca es enorme si se toma como referencia, el proyecto boliviano de El Chepete, en La Paz, que pretende generar 3.250 MW. 

Si bien los monumentos históricos serán resguardados en una mudanza faraónica, para muchos habitantes de Hasankeyf el ahogamiento de la ciudad vacía y la pérdida de su herencia cultural,   es una calamidad.

 "Vamos a luchar to lo que podamos para impedir la devastación de esta ciudad" de 6.000 habitantes, afirma Mehmet Emin Aydin, comerciante local a AFP.
Como las obras casi están terminadas, "no hay vuelta atrás posible", lamenta Arif Ayhan, de la asociación del comercio y del turismo en Hasankeyf. 

Mudanza de ruinas

El proceso de contención del agua, que dará lugar a un lago artificial que a lo largo de los meses engullirá Hasankeyf, comenzará el 31 de diciembre. Por eso la mudanza de los monumentos ya  empezó.

En una operación espectacular, las autoridades desplazaron el mausoleo de Zeynel Bey, construido en el siglo XV en honor a una de las personalidades de la tribu Ak Koyunlu, que entonces controlaba la Anatolia Oriental.

El convoy necesitó cinco horas para recorrer los dos kilómetros que separan Hasankeyf del nuevo emplazamiento destinado al edificio medieval, un sepulcro cilíndrico cubierto por una cúpula que las autoridades esperan se convierta en una atracción turística situada a orillas del futuro lago artificial. 

Pero algunos les reprochan seguir adelante con el proyecto sin preocuparse por salvaguardar la herencia histórica.

La federación europea del patrimonio cultural Europa Nostra denuncia que se hizo "sin consultar a las comunidades locales, ni a los expertos" y que, en estas condiciones, los otros monumentos corren "un gran peligro".

"La inundación de Hasankeyf destruirá los rastros de uno de los asentamientos humanos más antiguos", añade la oenegé.
La obra de la represa inició en 2006 y se estima que esté en funcionamiento a inicios del próximo año. /AFP