La invasión de hinchas a Asunción viene desde hace días y muchos de ellos llevan estampado el escudo del brasileño Cruzeiro que rivalizará este sábado ante Racing Club (16:00) en la final de la Copa Sudamericana que se jugará en Paraguay y que en 2025 Santa Cruz y Bolivia serán la sede.

Hasta allí llegó ED Sports, para recoger las impresiones del partido y para contar las historias que deja un evento como este. Y en ese primer testeo fue imposible no hablar con los hinchas de Cruzeiro del boliviano Marcelo Martins Moreno. En ese club, el delantero brilló y lo quieren mucho.

Ohhh Moreno… es ídolo”, dicen apenas saben que los micrófonos que tienen por delante, son bolivianos. “Lo amamos” completan sin olvidar “el golazo a Fluminense en 2014. Espectacular”. “Vamos a salir campeón”, sellan mientras se van juntando de a poco a la salida de la terminal local.

Martins es también identificado con la Raposa porque fue allí donde brilló como profesional. Fue goleador de la Libertadores en 2008 y al año siguiente ya estaba jugando en el Shakthar Donets de Ucrania, tras una transferencia récord para un jugador nacional (14 millones de dólares).

Mientras esperan su Bolt (el Uber local) se refieren a Moreno como un jugador para no olvidar. “Aquel gol del 2014 nos dio el Brasileirao”, dicen mientras hacen ademanes de aquella espectacular volea que le dio al Cruzeiro el 2-1 definitivo ante Fluminense. Con ese se logró el título.

Es imposible no contagiarse del ambiente que se vive en Asunción; casi todo es fútbol o al menos es el tema de conversación en la venta de jiba de la esquina en el barrio Barcequillo, hasta en el Fan Fest que aglutina a los hinchas de ambos equipos, instalado en la Costanera norte y sur.

“¿Viene Moreno?”, preguntan los hinchas a la espera de ver al boliviano. “Que venga para que demos la vuelta juntos”, cierran. Martins lleva estampado también el escudo del Cruzeiro. Allí se despidió como profesional en un festejo organizado previo a un clásico con el Mineiro.

La previa a la final de la Copa Sudamericana se vive así, ajetreada y con una expectativa alta. Es un desafío para las autoridades mantener el orden y mientras tanto, la Terminal de Ómnibus y el aeropuerto Silvio Pettirossi experimentan una invasión de hinchas inusual. Simplemente, una final.