“¡Lo logré, lo logré!”, fueron las palabras que repitió con emoción Rafa, un niño de seis años que aguardó pacientemente en las afueras del hotel de concentración de la selección boliviana por la salida de su ídolo, Miguel Terceros. Este encuentro se volvió un momento inolvidable para el pequeño fanático.
El suceso tuvo lugar la noche del miércoles, después del banderazo organizado por la Travesía para alentar a la selección nacional antes de enfrentar el jueves a Colombia en la fecha 9 de las Eliminatorias Sudamericanas.
La atmósfera estaba cargada de entusiasmo y expectativas. Rafa llevaba consigo su polera de la Verde y un cuaderno en el que esperaba conseguir la firma de su jugador favorito. Esperó más de una hora, gritando incansablemente: “Miguelito, Miguelito”.
Finalmente, su determinación y convicción dieron frutos. Cuando Miguel salió del hotel y se acercó a Rafa, el niño no dudó en pedirle un autógrafo y posar junto a él. Fue un momento emotivo que reflejó la conexión entre los jugadores y sus seguidores.
La nobleza y humildad del Terceros fueron aún más evidentes cuando invitó a Rafa a pasar al hotel para conocer al resto del equipo.
¡Noche mágica en La Paz! Este encuentro no solo marcó un hito en la vida de Rafa, sino que también resaltó el impacto positivo que el fútbol puede tener en la construcción de sueños y recuerdos inolvidables.
Con un reciente debut exitoso en El Alto tras una goleada sobre Venezuela (4-0), los jugadores bolivianos buscan recuperar esa mística ganadora que les permitió alcanzar su única victoria sobre Colombia hace más de dos décadas.