Bolívar
Presidente de Bolívar felicitó a Gabriel Villamil por el título alcanzado con Liga de Quito
Marcelo Claure elogió al mediocampista tarijeño, que jugó esta temporada a préstamo con opción a compra en el club ecuatoriano
Pep Guardiola ya no puede estar nunca tranquilo. Su equipo tenía la victoria ante el Manchester United en el bolsillo en el minuto 88 y la regaló en dos acciones catastróficas, empeorando aún más el momento de un Manchester City que ya no gana ni al rival que mejor se le da (1-2).
El City, que tenía el partido hecho gracias a un gol de Josko Gvardiol, lo perdió todo en los minutos finales. Matheus Nunes hizo un penal tonto (m.88) y Amad Diallo rubricó la remontada en el 90.
No fue este derbi uno de los mejores partidos de esta Premier. De hecho, muchos lo incluirían etre los peores de la temporada. Porque la mayoría de minutos fueron dramáticos, con dos equipos más allá de los nervios. Acobardados, dañados por sus últimos resultados y a la espera de un error del rival más que de intentar proponer algo.
El United ya había estado muchas veces en esta situación en la última década, no así un City que desde que está Guardiola se ha acostumbrado a arrollar en estos partidos. De 23 derbis de Mánchester, el técnico español ha ganado trece, perdido dos y empatado ocho.
Siendo el Etihad consciente del mal momento que atraviesa su capitán en el banquillo, le recibió con uno de los mayores tifos vistos en este estadio. "Guardiola, más que un entrenador", rezó el mural con el que los aficionados del City trataron de levantar el ánimo a un técnico que solo ha ganado un partido de los diez últimos.
Por eso, cuando Josko Gvardiol cabeceó un centro mordido de Kevin de Bruyne, Guardiola, lejos de explotar de emoción o de esbozar una sonrisa, hizo un gesto como diciendo "ya está bien". Como si ese tanto espantara la mala suerte y los problemas que arrastra su equipo desde hace dos meses.
Y es que el City no está tan lejos de todo pese a su tétrica racha. Una victoria ante el United le pone a seis puntos del líder, el Liverpool, que, eso sí, tiene un partido menos.
El duelo de este domingo, desequilibrado por ese gol afortunado de Gvardiol, era más una forma de alivio y de reafirmación que otra cosa. Se pueden perder muchos partidos, pero, ¿ante el rival y vecino? Eso son palabras mayores.
Eran tres puntos lo que había en juego en el Etihad y en cierto modo el honor de un City al que lo único que le faltaba era verse dominado por el United.
Lo consiguieron los hombres de Rúben Amorim en algunos momentos del partido, pero pecaron de falta de puntería.
Ederson hizo la parada de la noche en un cabezazo a Amad Diallo y Bruno Fernandes erró, mientras el Etihad contenía la respiración, un mano a mano frente al brasileño. El capitán de los 'Diablos Rojos' se intercambió los papeles con Rasmus Hojlund, el danés asistió y la 'picadita' de Bruno delante de Ederson se marchó desviada.
Guardiola, que se quedaba con la palabra en la boca dando instrucciones a Jack Grealish, pudo respirar tranquilo por una vez. Por unos minutos, mejor dicho.
Porque Matheus Nunes regaló la pelota a Diallo primero y después lo arrolló para que marcara desde los once metros Bruno Fernandes y porque, ya en el minuto 90, Lisandro Martínez filtró un balón por arriba para que el propio Diallo regateara a Ederson y dejara a Guardiola mudo.