Sin séquito, vestida sencilla y arrastrando su equipaje de mano, la exprincesa japonesa Mako Komuro fue captada en el aeropuerto de Tokio, rumbo a Nueva York, donde se instalará tras renunciar a su título real por amor.

Mako y su esposo, el abogado Kei Komuro, ambos de 30 años, abordaron un vuelo comercial para instalarse en la ciudad estadounidense, donde él trabaja en el bufete Lowenstein Sandler LLP.


La sobrina del actual emperador Naruhito e hija el príncipe heredero Akishino perdió su título real porque, según la Ley de la Casa Imperial de Japón, el matrimonio de una princesa con un hombre no perteneciente a la familia imperial conlleva su desvinculación de la institución y la pérdida de su estatus.

El camino a la libertad de Mako no fue nada fácil, debido a las críticas de los medios y la sociedad japoneses, que no perdonaron a la pareja, principalmente a la familia del novio.
Según la Agencia de la Casa Imperial, Mako sufrió estrés postraumático por la atención mediática.

"He estado asustada, sintiendo tristeza y dolor cuando los rumores se convierten en historias sin fundamento", dijo Mako en conferencia de prensa después de su boda. En aquella ocasión, Kei lamentó el sufrimiento de su esposa. "Amo a Mako. Tenemos una sola vida y quiero pasarla con la persona que amo", declaró.

Según medios internacionales, Mako renunció a su dote de 1,4 millones de dólares, que se concede a las mujeres de la familia imperial que contraen matrimonio, y tampoco celebró su boda, el 26 de octubre, como la tradición manda.

Como era de esperarse, la historia de la pareja fue comparada con la del príncipe Harry y Meghan Markle, instalados en California tras renunciar a la familia real británica. Sin embargo, la exprincesa japonesa no aparenta deseos de obtener atención mediática.