No es un cambio de la noche a la mañana. Todo lo contrario. Es un proceso lento en el que conviven viejas tradiciones familiares y sociales, junto a prejuicios que no son fáciles de superar. Sin embargo, los papás de hoy parecen dispuestos a resquebrajar la figura del padre autoritario que impone disciplina en la familia, que solo se involucra en la crianza de los hijos como sostén económico del hogar y que deja las demás tareas de la casa a la madre. 



Papá dando mamadera al bebé



Los nuevos padres están involucrados y comprometidos en la crianza de sus hijos, no tienen reparos en mostrar sus sentimientos dentro y fuera de la casa, además de evidenciar que son capaces de cuidar a los niños en tareas que antiguamente solo eran destinadas a las mujeres. Algo positivo se va construyendo de a poco en esta nueva figura paterna “La investigación psicológica en familias de todos los orígenes étnicos sugiere que el afecto de los padres y una mayor participación familiar ayudan a promover el desarrollo social y emocional de los niños”, sostiene la Asociación Americana de Psicología.

“Ser padre era un sueño que anhelaba hace mucho tiempo. Han sido cambios y adaptaciones en muchas áreas, ya que la evolución con los hijos es constante. Tenés que readaptar tu vida personal, ya que tu prioridad se vuelven tus hijas. Cambió la perspectiva de todo lo que hago, porque pienso siempre de qué manera le va afectar a ellas: ¿qué les vas a enseñar?, ¿cómo vas actuar frente a una situación que ellos aprendan y vean?. La perspectiva de familia cambió totalmente para mí”, confiesa emocionado Hermes Aponte, que luego de siete años de espera pudo ser padre, y de mellizas, el año pasado.

El entrenador y director del gimnasio Bless Fitness Club está casado con la fotógrafa Lauren Wille y confiesa qué ahora siente que ambos tienen la mayor de las responsabilidades en sus manos. “La vida laboral también la tenés que adaptar para dedicarle más tiempo a ellas. Entreno más rápido porque quiero llegar a casa para verlas, salgo menos de casa de lo que salía antes .Cambió mi óptica de la vida completamente”, cuenta Hermes que no tiene reparos en compartir tareas del hogar con su esposa y no como algo excepcional, sino como parte de la cotidianeidad.



. Hermes Aponte. Junto a su esposa, Lauren Wille fueron padres de mellizas



“Los principales cambios que uno tiene es con la estructuración de la familia y eso conlleva tener una madurez como hombre en el núcleo social y familiar. Para mí esos son los cambios más fuertes que he tenido en la paternidad”, dice el ingeniero civil Rodrigo Jiménez, que es padre de dos niños y está casado con la arquitecta María Eugenia Mercado. 

“Desde el momento que decidimos tener hijos, sabíamos que muchas cosas iban a cambiar y una de ellas era la atención que teníamos hacia el trabajo. Y debíamos tener un equilibrio. Eso fue lo que hicimos y en muchas ocasiones tuvimos que rechazar trabajos, pero estaba como prioridad el ser padres ante todo para poder crear ese vínculo y poder crear ese relacionamiento, bueno, atento y de mucho conocimiento con nuestros hijos”, admite Rodrigo, que valora el hecho de estar más tiempos con sus pequeños, sino también en la calidad de ese tiempo que les da, compartiendo inquietudes, juegos y aprendiendo de sus necesidades.


Rodrigo Jiménez y sus dos hijos



Es precisamente en la calidad del tiempo que le dedica a su hijo de cuatro años, lo que prioriza Vladimir Mérida, ingeniero electrónico que trabaja en el área petrolera y que debe ausentarse a veces por un par de semana del hogar que ha formado con Rosa Limón. “El tiempo que tengo de descanso, cuando regreso, se lo dedicó ‘full time’ a mi enano. Lo baño, lo llevo a la guardería y trato de que esté conmigo. No solo para aprovechar los tiempos de mi ausencia, sino también, para que mi esposa tenga un poco de descanso por los días que ella se ha hecho cargo de él”, cuenta Vladimir, que admite que la paternidad le cambió la mirada que tenía hacer de la crianza de los hijos “Creo que hoy en día no podemos educar a nuestros hijos, como lo hacían nuestros padres.

Antes mi padre me decía no lo vas hacer porque no y nunca me daba una explicación. Ahora es prudente explicarle al niño, por qué no lo puede hacer y si lo hace qué es lo que puede pasar. Para mí es un error tratar de educar a tus hijos como se hacía antes con autoritarismo. Un niño que crece con miedo a su padre no le tendrá respeto sino temor”, dice Vladimir.



Vladimir Mérida y su hijo



Lo que está cambiando

Para la psicóloga María José Villegas Pucca el rol masculino ha cambiado en la sociedad y eso ha dejado espacio a que los padres puedan apoderarse y ocupar esos lugares que eran destinados solo a las mujeres. En el Centro Interdisciplinario Andar, de la que ella es parte, trabajan con niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA) “Cuando los padres reciben un diagnóstico les cambia la vida y la rutina y felizmente he tenido la experiencia de papás que quieren estar involucrados, parejas que deciden que uno de los dos se quede a cargo de los chicos y sorpresivamente tengo familias en las que es el papá el que deja de trabajar y se hace cargo y lleva a los chicos al centro, están en las reuniones de colegios, cocinan, etc; entonces eso creo que es nuevo, que en las reuniones de padres, que generalmente era más de mujere, ahora hay muchos papás, algo que hace diez años era impensado”, cuenta Villegas .

La especialista también ve como positivo que hay muchos papás preocupados por el estado emocional de sus hijos y de no repetir errores que ellos mismos han vivido en su educación, como la de no expresar sentimientos, obedecer a base del temor y cargar con prejuicios de roles del hombre y de la mujer “He escuchado a muchos padres decir ‘yo no quiero que mis hijos sufran como sufrí yo’, entonces creo que hay un nuevo paradigma en cuanto a las emociones y la importancia de la salud mental. Eso ha ayudado a que el padre pueda ejercer como tal, porque antes era un lugar más pasivo y ahora es cada vez más activo, proactivo y que se ve en la pareja al acompañarse y compartir”, comenta la psicóloga.

Para la psicóloga Eliany Gutiérrez, lo positivo que trajo la pandemia de covid- 19 fue que evidenció mucho más las multitareas que las madres realizaban en la casa y que ayudó en muchos casos a tratar de cambiar esos roles o de hacerlos más democráticos. 

El covid también hizo que la gente se de cuenta de la importancia de las emociones en la vida. “Entonces eso de estar con mi hijo, ayudarlo, estar con él en muchas etapas y procesos ha cambiado. La paternidad tiene más un rol desde la parte afectiva. Ahora papá puede llorar en público. Uno mira, por ejemplo, a Messi y lo primero que hace es subir a su mujer e hijos en las premiaciones. Lo mismo en nuestro entorno, antes mostrar las emociones era como un tema tabú, un signo de debilidad. Ahora no, mientras más conectado con mis emociones, más humano soy y la tendencia es a mostrarme lo más natural posible, de hecho hay una sobre exposición que la gente quiere mostrar toda su vida y se pasa al otro extremo”, opina Gutiérrez.

Para la neuropsicóloga Yenny Villavicencio, cada vez hay más jóvenes involucrados en tratar de ser mejores padres. Les dan más tiempo a sus hijos no solo los fines de semana y la actitud autoritaria ha sido desplazada por la de utilizar la negociación “Se apuesta por la crianza respetuosa, que prioriza el amor y el respeto”, indica Villavicencio.

“Antes lo que decía el papá era ley, ahora el padre también pide disculpas. Ese ‘disculpame’ es muy liberador, no es para que el niño se aproveche, pero hay que saber en qué contexto utilizarlo”, sostiene Gutiérrez.

Sin embargo, todavía persisten muchos aspectos que se deben ir superando para que los nuevos padres asuman en la crianza de sus hijos “Entre los retos que veo que se debe trabajar es en el de seguir derribando mitos y prejuicios de la paternidad antigua, un compromiso mayor en el cuidado integral de los hijos y lo que me parece es el gran desafío para los padres de hoy es el poder cuestionarse, poder dudar del tipo parental que recibieron y poder decir cuál es el estilo parental que quieren dar ellos. Por otro lado, la salud emocional es fundamental y debe ser transversal. Ojalá se pueda profundizar más el apoyo a los chicos y también a los padres”, sostiene Villegas.


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