Las fuertes lluvias que se esperan para los próximos días daban esperanzas a Australia, afectada por una ola de incendios sin precedentes que llevó humo tóxico hasta Melbourne, perturbando este martes los partidos clasificatorios del primer torneo de tenis de Grand Slam del año.

El tiempo más fresco de los últimos días facilitó el trabajo de los bomberos desplegados en todo el país y permitió poner bajo control algunos de los incendios más importantes.

El martes aumentó el optimismo, con previsiones de fuerte lluvia en algunas zonas muy pobladas de los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur.

"Son realmente buenas noticias", dijo Shane Fitzsimmons, el responsable de incendios rurales de Nueva Gales del Sur.

"Hemos estado hablando de ello desde hace meses, que en enero habría las primeras lluvias significativas, y parece que por fin llegarán en los próximos días".

La lluvia tendría que llegar el miércoles en el este de Australia y durar al menos hasta el fin de semana, según la meteoróloga del gobierno Sarah Scully.

"Con un poco de suerte algunas de estas fuertes lluvias caerán en algunos de los lugares de los incendios o incluso los extinguirán", indicó.

Sin embargo decenas de incendios siguen fuera de control, y se esperan todavía muchas semanas de calor durante el verano australiano.

El humo tóxico de los incendios alcanzó este martes Melbourne, la capital del estado de Victoria, donde la semana que viene empieza el Abierto de Australia de tenis.

La contaminación en la ciudad, normalmente una de las más habitables del mundo, está considerada ahora "peligrosa" y las autoridades sanitarias advirtieron a la población que se quede en casa.

Hasta ahora los incendios han provocado la muerte de al menos 27 personas, destruyeron más de 2.000 casas y quemaron diez millones de hectáreas de tierra, una superficie más grande que la de Portugal o Corea del Sur.

Aunque los incendios son frecuentes en verano en Australia, el cambio climático ha agravado la sequía y este año el fuego empezó antes de lo normal y dura mas tiempo.

En 2019 Australia vivió el año más seco y caluroso desde que existen registros, con una temperatura media máxima de 41,9º C registrada a mediados de diciembre.

Las organizaciones medioambientales evalúan en mil millones el número de animales muertos en la ola de incendios.