Cientos de personas despidieron ayer al concejal venezolano Fernando Albán, convencidas de que no se suicidó como asegura el Gobierno, sino que fue asesinado mientras era interrogado por el presunto atentado contra el presidente Nicolás Maduro.

El cuerpo de Albán, de 52 años, será sepultado en un cementerio del este de Caracas, mientras se multiplican las manifestaciones de preocupación de varios países que piden una investigación independiente para esclarecer el caso.

Siguiendo una carroza fúnebre, una multitud caminaba varios kilómetros desde la Universidad Central de Venezuela hasta el camposanto. Albán había sido capturado el pasado viernes cuando regresaba de Nueva York.