Bridget Driscoll caminaba junto a su hija May y una amiga por una calle de Londres hacia Cristal Palace, cuando un vehículo la atropelló. Ella murió en el acto. Sucedió el 17 de agosto de 1897 y es considerado como el primer accidente de tránsito que dejó una víctima peatonal. La tragedia hizo reglamentar el uso del automóvil que recién se estaba masificando en el mundo y generar conciencia sobre las reglas de tránsito. Por eso el 17/8 fue mundialmente instituido como el Día del Peatón y es evocado para promover espacios seguros en la vía pública y cuidar la vida de quienes la utilizan.

 Al día de hoy, según la OMS, se estima que más de un millón de personas en el mundo pierde la vida en eventos relacionados con el tránsito de vehículos, de las cuales más de 270 mil son peatones. En accidentes que no son mortales, un alto índice de víctimas sufren lesiones que terminan en discapacidad temporal o permanente.

Por estos trechos, en la ciudad más grande y poblada del país, el Día del Peatón pasó casi desapercibido, aunque ayer un grupo de vecinos realizó una caminata por calles del Casco Viejo que remató en la Plaza 24 de Septiembre. El peatón no se siente lo suficiente seguro, aunque suele ser imprudente cuando cruza la calzada por cualquier parte. O al subir o bajar del ‘micro’ sin observar las pocas paradas que parecen de adorno. Con una creciente y desordenada circulación vehicular, la nuestra no parece una ciudad pensada en el peatón, en la gente. Tarea de autoridades, expertos y ciudadanos cambiar esa negativa imagen citadina.