Diego Suárez Terrazas tiene 41 años y  es padre de Valentina y Francisco, sus dos pequeños tesoros. Nació en Yacuiba pero está afincado hace tiempo largo en Santa Cruz. Es ingeniero ambiental de profesión y en 2019 arrancó como bombero forestal voluntario antes de convertirse en instructor de bomberos y Sub-Gerente especialista en manejo de fuego en la FAN y en comandante de la Asociación de Bomberos Forestales Quebracho.

 Es uno de los héroes anónimos que, con su coraje y determinación como coraza, le viene poniendo el pecho a las llamas en la Chiquitania y otras regiones del departamento. Por estos días participará de su quinta operación en el área de fuego. Las cuatro anteriores duraron más de 60 días y describe como “lo peor” lo que ha experimentado por la destrucción del bosque y la muerte por calcinación de una cantidad indeterminada de sus habitantes, entre animalitos e insectos, con un muy grave impacto a futuro en el equilibrio del ecosistema.

El desastre pudo haberse evitado en alguna medida con intervenciones más oportunas y mayor aporte logístico respaldando a bomberos y voluntarios. Diego también se refiere a las consecuencias: Sin árboles escasearán las lluvias, las sequías serán más prolongadas y estimularán nuevos incendios. Los lugareños perderán medios de vida como la agricultura y ganadería de subsistencia. Aumentará la migración a la ciudad junto a los índices de pobreza. Ojalá que la lección sea aprendida, subraya Diego. Hay que hacer votos para que así sea. Para que el ecocidio atroz no se repita.