OpiniónOPINIÓN
Cara a Cara
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25 de octubre de 2024, 4:00 AM
_Cochabamba soportaba hasta ayer 11 días ininterrumpidos de cortes de carreteras que mantienen aislados al departamento, a su ciudad capital y municipios vecinos. Las facciones cocaleras afines a Evo Morales, que busca impunidad en el caso de estupro por el que es investigado, impiden incluso que lleguen alimentos a los hospitales y mantienen agobiados a los ‘cochalas’ sin poder desplazarse de un lugar a otro para el cumplimiento de sus actividades cotidianas. Los mercados públicos y otros centros de abastecimiento han cerrado sus puertas, dejando a las amas de casa sin los artículos de primera necesidad. El bloqueo salvaje impide, además, la conexión entre oriente y occidente que Cochabamba articula desde el centro estratégico del país.
_Las protestas callejeras motivadas por un escabroso asunto que debe resolverse en el ámbito judicial y que el Gobierno es incapaz de neutralizar, están pasando de castaño a oscuro. En los últimos días, la Policía ha soportado el ataque de ‘francotiradores’ cuando intentaba desbloquear la carretera entre Oruro y Potosí, en una ‘zona roja’ por la que acceden al país vehículos ‘chutos’. La presencia de civiles armados que atacan a las fuerzas del orden es un acto sedicioso que agrava ‘in extremis’ el cuadro de situación. Parece cumplirse el vaticinio agorero de un exministro del cocalero Morales sobre el estallido de violencia que puede derivar en una efusión sangrienta. Un estallido que hay que evitar a toda costa. Está en juego el destino de la nación boliviana y de su gente.