POR: Waldo Albarracín Son varios los ilustres personajes que llegaron de Europa a Bolivia, la mayoría españoles, para quedarse en el país, enamorados del pueblo boliviano, practicando precisamente su amor a través de su servicio religioso, la defensa de los derechos humanos, la implementación de acciones de solidaridad. , actividades comunicacionales y sobre todo, la defensa de la democracia interpelando a las dictaduras.Entre las figuras más emblemáticas sobresalen los nombres de Luis Espinal, Xavier Albó, Federico Aguiló, Gregorio Iriarte y otros que se ganaron el cariño y respeto de nuestra gente. Ahora le tocó desde el padre Eduardo Pérez. Queda en la retina de los ojos, su importante labor periodística cuando en el país existía un solo canal de televisión y él dirigía un programa los domingos por la noche denominado “El Día De” a través del cual, de manera muy valiente interpelaba a la dictadura de entonces. La Radio Fides se convirtió en su trinchera de lucha, “la Hora del País” fue uno de los programas radiales más sintonizados, incluso fuera de nuestras fronteras, ampliando su importante tarea mediática a través de programas televisivos como “El Hombre Invisible” o “ El Café de la Mañana”.En lo personal guardo un profundo agradecimiento hacia tan emblemático personaje por su permanente respaldo a mis actividades de defensa de los derechos humanos en Bolivia, especialmente en circunstancias en que fui víctima de un secuestro en enero de 1997. Sentí en el cuestionamiento del padre Eduardo Pérez contra los autores materiales e intelectuales de ese ingrato suceso planificado por la élite policial, un profundo respaldo moral y espiritual. Fue tan contundente su interpelación, que rodaron cabezas en la referida institución. Similar respaldo encontré de parte de dicha persona en las luchas por la defensa de la democracia.Eduardo Pérez Iribarne marcó una línea particular de conducta que sirvió de ejemplo para muchos sacerdotes, supo fusionar en un solo objetivo la causa cristiana con la aspiración legítima de un pueblo, de vivir en democracia en un escenario de paz, relación fraterna entre iguales y en condiciones dignas de existencia del ser humano. También fue perseguido precisamente por sus convicciones democráticas cuando se perpetró el golpe militar y subsecuente dictadura del Gral. Luis García Meza, junto a todas las personas que prestaban por entonces valiosos servicios en la radio Fides, medio que fue allanado varias veces por paramilitares al servicio del régimen.Sólo los pueblos saben valorar en su verdadera dimensión la importancia del accionar desarrollado por personas como el Padre Pérez, porque la sociedad política representada en sus diferentes vertientes ideológicas y en los grupos de poder político o económico, se sintió y se siente interpelada por el discurso. . . . . contestatario este tipo de ciudadanos que priorizan en su palabra y actuación la necesidad de consolidar los insoslayables derechos fundamentales de la gente que permanentemente se ve sometida a escenarios de indefensión ciudadana. Así también en determinados momentos se sintieron cuestionados por el discurso valiente, de plena vocación de justicia que caracterizaba a otro sacerdote jesuita, el padre Luis Espinal.   En estos tiempos tan difíciles y complejos que le toca vivir al pueblo boliviano, se sentirá la ausencia del Padre Eduardo Pérez, porque se necesita de voces sinceras que, a través de los diferentes medios de difusión, salgan en defensa de quienes no tienen portavoces y que resultan ser la mayoría de ciudadanos que habitan el territorio nacional.Soy un convencido que, en un país tan corporativo, donde los gremios poderosos se imponen para hacer prevalecer más que sus derechos sus intereses propios, muchas veces a través de dinamitazos en las calles, con la complicidad del gobierno o su tolerancia por tratarse de sus clientes políticos, donde una parte de los medios de difusión fueron tomados y están controlados por el régimen, en un escenario de libertades restringidas, se sentirá de manera ostensible la ausencia de este ilustre ciudadano español que se convirtió en boliviano gracias a su profundo amor hacia nuestro pueblo. Mi homenaje y agradecimiento al Padre Pérez.