El reciente anuncio de aprehensión al ex presidente Evo Morales, por denuncias de estupro, trata y tráfico entre otros delitos, suman un nuevo capítulo a la disputa o haraquiri que libran las facciones confrontadas del Movimiento al Socialismo (MAS –IPSP). Esta batalla y sus próximos rounds se librarán en las estructuras de una desacreditada y sobre todo cooptada administración de justicia.

Como reflejo fehaciente de la cooptación de las cabezas de instituciones vinculadas con la investigación o administración de justicia, hemos contemplado en estos días la exposición manifiesta de relaciones incestuosas con alguna de las facciones (Evistas / Arcistas). Parece inverosímil, pero se registra que en cuestión de horas se armaron, admitieron y ordenaron aprehensiones, y en cuestión también de minutos, se dieron contra ordenes, destituciones y remisiones a otras instancias del publicitado proceso contra el ex presidente. Actualmente como resultado de una acción de libertad se ha ordenado la restitución en el cargo de la fiscal que emitió la orden de aprehensión y que será revisada por el cuestionado Tribunal Constitucional Plurinacional. Un vale todo judicial

Cabe preguntarse, si el ex ministro Lima, y quienes urdieron actuaciones procesales express, están realmente buscando que el Ex presidente Evo Morales, sea detenido.  Es poco o nada probable. La detención de Evo Morales, tendría un efecto boomerang para el gobierno, hasta erosionar totalmente el pequeñísimo margen de gobernabilidad que cuenta el gobierno a la cabeza de Arce Catacora. Evo Morales tiene, una innata habilidad para victimizarse, y si bien tiene muy mermada su cantera de seguidores, con los que cuenta, son incondicionales, y de alta capacidad de movilización, por lo que colocarían al gobierno en jaque mate.

¿Entonces que se busca? El flujo de declaraciones que se ha generado, el uso viral de contenidos que interpelan la imagen y credibilidad del denunciado, reflejan que desde el frente comandado por Luis Arce Catacora, buscan por, sobre todo, descreditar al máximo a su archirrival, para exponerlo como una especie de ogro de la política, e invalidarlo políticamente, como candidato. 

Lo cierto también es que mientras la disputa intestina (Evistas/Arcistas) expresa la degradación político institucional en la que tienen sumidos a la población, la inquietud e insomnios de las familias bolivianas, se centran en una dirección totalmente distinta, puesto que nos han orillado hacia otras crisis nocivas y peligrosas, como la crisis económica, ambiental, y democrática en su vertiente valores y de liderazgos políticos.

El fondo del problema entre Arce y Morales no es de carácter ideológica, menos principista. Al contrario, es profundamente utilitaria con relación a quien maneja la chequera, el clientelismo político o tiene potestad de tejer redes de impunidad. Esta guerra impresentable, es extremadamente diferente en términos de valores y coherencia política a lo acontecido en otras latitudes con gobiernos con los que existe afinidad política.  Un buen ejemplo para cotejar como referencia es México, país donde fruto de la renovación democrática interna de un partido, acaba de asumir la primera presidente mujer de su historia, quien reemplaza a Manuel Lopez Obrador que se retira definitivamente de la política, arropado con un 80% de popularidad. Lo más importante, deja el poder sin ninguna denuncia de inconducta que afecte su vida personal, la de sus hijos, pareja o familia.

Definitivamente hoy en día más que ideologías, la población se conecta y valora la decencia y coherencia política. Que lejos estamos, sea por izquierda o por derecha…Hoy al final es cuestión de coherencia.