Promediando febrero de 2023 en un vuelo comercial alquilado por la estatal BOA a una transportadora española, se produjo el hallazgo de media tonelada de cocaína en un avión estacionado en el aeropuerto madrileño de Barajas y que despegando desde Viru Viru, había cubierto la ruta entre Santa Cruz y Madrid. El hecho destapó una red de complicidad entre el Estado y el narcotráfico en Bolivia y llevó al Gobierno a reconocer que el tráfico de estupefacientes había permeado, entre sus instituciones y personal, a policías, aduanas, aeropuerto y de la propia aerolínea estatal.

 De manera llamativa, en el país recién en el mes de abril se tomó conocimiento público del descubrimiento de la enorme cantidad de droga incautada. Fue a través de un boletín de la Administración de Aduanas de Madrid y que difundió el Ministerio de Hacienda y Función Pública de España. Cuando las autoridades de ese país requirieron de sus pares bolivianas los videos grabados en Viru Viru antes de la partida del ‘narcovuelo’, estos llegaron con las imágenes borradas en momentos clave o sin contenidos de interés. En ambas estaciones aeroportuarias fue detenido solamente personal de segunda línea y desde entonces, las investigaciones del bullado caso parecen hallarse en punto muerto.

 Por esos mismos días, en un operativo antidroga que no tuvo mayor repercusión internacional como el anteriormente referido, la guardia fronteriza de Polonia interceptó 440 kilos de cocaína, también procedente de Bolivia y que habían sido escondidos hábilmente en machimbre de madera. El cargamento fue valuado en $us 43 millones. Por otra parte, un reporte de la policía de Paraguay permitió conocer que desde 2020 se transportaron, desde territorio boliviano en 961 ‘narcovuelos,’  cerca de 400 toneladas de estupefacientes.

En fecha reciente, doce paquetes de clorhidrato de cocaína fueron descubiertos en la cabina de una nave de BOA que se aprestaba a cubrir la ruta Santa Cruz-Madrid. Dos encargadas de limpieza y otra del área de seguridad del aeropuerto cruceño, fueron captadas en imágenes de video, introduciendo subrepticiamente la droga en los depósitos de desperdicios del avión. Se informó que hasta tres niveles de control, con sospechosas conexiones, fueron rebasados en Viru Viru. Con fines investigativos, más de una treintena de personas fueron detenidas por las fuerzas antidrogas y convocadas a prestar sus declaraciones.

 Tras tomar conocimiento del acto ilícito, BOA emitió un comunicado en el que manifiesta que está prestando toda su colaboración a las autoridades designadas para el esclarecimiento de lo ocurrido y que vuelve a salpicar con el escándalo a la aerolínea estatal. Un parlamentario oficialista adelantó una petición de informe al gerente nacional de la empresa aérea, al director de Naabol e incluso al Ministro de Obras Públicas y Transporte, en procura de esclarecer el escabroso episodio y que no quede envuelto en una nebulosa.

La actividad del narcotráfico parece estar alcanzando picos muy altos en el país y está también asociada con los recurrentes ‘ajustes de cuenta’ a balazos entre supuestos ‘narcos’, como los que se vienen registrando en distantes poblaciones fronterizas como San Matías, capital de la provincia Ángel Sandoval en el departamento de Santa Cruz, donde la presencia del Estado no se deja sentir.