Según Guido Áñez Moscoso, abogado, amigo y refugiado político, la frase “robar el alma” es muy antigua, y ha estado en la creencia popular, desde tiempos inmemoriales. Esta expresión alude a quienes consideran a la cultura aymara y quechua como dominantes en Bolivia y “que las otras culturas deberían ser absorbidas por estas dos. Para ello, se debería “robar el alma” a los pueblos del oriente”.

Frente a esta malsana consigna política, habría que subrayar el alto valor de identificarse con un modo de hablar peculiar y su relación con el desarrollo de un pueblo. En nuestro caso, el lenguaje del cruceño siempre tuvo sus características particulares que dieron sazón y frescura a su forma de ser.

Relacionado a lo anterior, toda vez que se habla de la correspondencia entre lenguaje e identidad, se antepone el concepto de pueblo, definido de alguna manera, como un grupo humano unido en un espacio geográfico determinado -aún si el pueblo en cuestión hubiera sido expulsado injustamente de él-, que practican una misma cultura, diferenciando de alguna manera su ethos cultural de otros, pero que, además, comparten una historia común. Ahora bien, cuando esa población crea una conciencia de pertenencia, se adquiere el pleno derecho humano de autodeterminación.

Para Gustavo Pinto, el habla camba son vocablos que identifican y diferencian lingüísticamente, a una comunidad cultural. “Es en el habla popular cruceña, como elemento de la cultural camba, donde todavía se expresa el “espíritu o carácter nacional del camba” en el Oriente boliviano”. Por su parte, Mario E. Roca resalta que en Santa Cruz se ha creado una identidad a partir de un lenguaje particular que se denomina dialecto camba. Si queremos mantener nuestra forma de hablar, debemos promoverla mediante políticas públicas”, mientras que Alcides Parejas marca la diferencia entre la sustancia que debería permanecer en el habla camba, dejando abierta la posibilidad de prescindir de elementos que él considera meros accesorios.

Otros autores, como Germán Coimbra Sanz (Diccionario enciclopédico cruceño, 1992), Luis Alberto Roca (Breve historia del habla cruceño y su mestizaje, 2007), Hernando Sanabria Fernández (El habla popular de Santa Cruz, 2008), Remberto Gandarilla (Léxico Regional Cruceño, 2012), Belisario Suárez y Gustavo Parada (Diccionario camba ilustrado), Ovidio Roca. Diccionario camba (445 Modismos de habla popular del Oriente boliviano), David Soria (Diccionario enciclopédico del habla camba, 2024), entre otros destacados estudios, ya se han referido a este asunto en años anteriores. De igual manera, frente a esta situación de transculturización por influencias internas y externas, el Museo de Historia de la Universidad moreniana propuso un coloquio titulado “¿Cómo hablamos?” (2019), en el que se abordaron diversos aspectos del habla y la gramática cruceña.

Con el mismo propósito de incentivar la identidad regional, en recientes días se convocó a un concurso sobre “El Habla camba”. El objetivo es promover y preservar el lenguaje característico en el Oriente boliviano, a través de la participación de estudiantes de las unidades educativas, sean estas de naturaleza fiscal, privada y de convenio. Cada colegio podrá inscribir un equipo conformado por alumnos, con una edad entre los 16 a 19 años. Dicho evento se llevará a cabo los días 6 y 7 de noviembre de 2024 en el Centro de Educación Ambiental (CEA), de la gobernación de Santa Cruz.

Si bien en los colegios muchas veces no existen iniciativas de incentivar el hablar cruceño, y menos aún, diversos presentadores de noticias o periodistas en general, parece que se avergüenzan del uso del “voseo”, no debemos olvidar que este modo de platicar no se aprende sólo en la escuela o viendo la televisión, también lo es en el hogar, en el barrio, y algo muy importante, se necesitan políticas públicas que impulsen esta sana intención.

Todo sentido de identidad guarda relación muy estrecha con la forma de expresarse, sin olvidar desde luego que somos universales, por tanto, mientras los cruceños se sientan orgullosos de su forma de hablar, jamás podrán robar el alma del camba.