El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, asume las críticas que puedan existir a su gestión y evita generar más polémica con el exviceministro Nelson Cox. Deja su continuidad en manos del presidente Luis Arce.

“Esto es una atribución exclusiva del presidente, que ha sido electo con más del 55 por ciento, podemos cometer errores como todas las personas, no obstante, siempre estaremos abiertos a recibir cualquier crítica y mejorar nuestras acciones en beneficio del pueblo boliviano”, señaló.

Organizaciones sociales afines al MAS calificaron de “pitita” a la autoridad y exigieron su inmediata remoción, señalando que mandó a seguir a dirigentes y no aporta en la investigación de los hechos registrados en 2019.

En las últimas horas, Cox sostuvo que el ministro conocía sobre la contratación del abogado Augusto Villarroel, ligado a la familia de Arturo Murillo. También atribuyó su salida del Ministerio de Gobierno a cierto recelo, ante la posibilidad de asumir como nuevo titular.

No me voy a manifestar, no hablaré sobre supuestos, solo hablamos de la gestión que hacemos día a día en beneficio del pueblo boliviano”, manifestó escuetamente Del Castillo, recalcando que cualquier decisión será asumida por el primer mandatario.

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