Por corresponsales de EL DEBER

Las gotas de lluvia fueron la mejor melodía que escucharon en mucho tiempo los pobladores de Roboré y otros municipios azotados por los incendios forestales, porque sintieron que sus plegarias fueron escuchadas y la ayuda vino del cielo para calmar el infierno de las llamas.

El albergue, habilitado en una escuela de Roboré, es el refugio de los que tuvieron que dejar sus casas y resguardar sus vidas, porque la humareda quitaba la respiración en San Lorenzo Nuevo y San Lorenzo Viejo, de donde salieron.

​Los niños son los que mejor lidian con esta situación, pues en medio de las incomodidades que implica estar en un lugar improvisado, se abren espacios para jugar y vivir un nuevo día con todo lo que venga.

Sentados sobre el piso, un celular apoyado sobre la pizarra es su mejor pantalla de cine y así se alejan un poco de las preocupaciones de ver las cenizas que deja el paso del fuego.

​Pan con mermelada compartieron la mañana lluviosa de este jueves y recibieron donaciones. Son 48 personas, entre adultos y niños, los que están en el albergue, en Roboré.

Edyleine Peinado, de la comunidad San Lorenzo Nuevo, comenta que fue desgarrador ver que las llamas rodeaban sus viviendas. “Sentí una tristeza muy grande ver cómo se quemaban los cultivos de las personas. Hemos tratado de resguardar a los niños, tenemos capilla en la comunidad, y hemos tratado que ellos no vean esa desesperación. Además, por el humo los manteníamos adentro hasta esperar a la ambulancia para que nos evacúen”, dijo.

​La mujer dice que el fuego arrasó con la casa comunal y rodeo las otras viviendas, incluso consumió su cocina.

“Con la lluvia esperamos que se pueda liquidar el fuego y ayude a los bomberos, porque hay muchas otras comunidades en riesgo. Hay una esperanza de que otras comunidades queden protegidas”, dijo Peinado, que agradeció la ayuda que no solo les brinda el Gobierno Municipal de Roboré, sino también personas solidarias que llegan con donaciones de abrigos, ropa y alimentos para los damnificados.

​“Estamos más tranquilos ahora que, con la bendición del cielo, nos está cayendo algo de agua, que no es intensa, pero continua. Eso nos permite respirar algo porque va a permitir que las cuadrillas liquiden el fuego en los sectores que son accesibles”, señaló Rubén Darío Arias, presidente del Comité de Gestión del Valle de Tucabaca.

Destacó que las acciones oportunas permitieron evacuar a los niños y personas con algún riesgo de salud hasta un albergue en Roboré, donde están siendo asistidos y permanecerán hasta que la emergencia pase y puedan volver a sus hogares.

Este jueves una comisión se desplazó hasta las comunidades para verificar si existen las condiciones para que las familias retornen.

​Hay grupos de bomberos que se mantiene en constante monitoreo y otros trabajando en el control porque saben que el fuego puede reactivarse en cualquier momento.

 “Ya nos pasó la anterior vez, cuando se informó que el fuego estaba apagado, y por la experiencia, sabemos que después de un sur el fuego se vuelve rastrero. Por otro lado, si el agua (de lluvia) no es suficiente para humedecer las hojas secas del piso, que sirven de material combustible para los incendios, el fuego sigue ardiendo por debajo. A veces agarra árboles y se mete a la raíz y, en el momento que el ambiente calienta, baja la humedad y los vientos vuelcan, el fuego se reactiva. Esperemos que, hasta el domingo, que se tiene previsto este sur, se puedan controlar y mitigar completamente los incendios”, dijo Arias. 

En otros municipios también respiraron con las precipitaciones que cayeron este jueves. En Cuatro Cañadas no tenían lluvias desde hace tres meses, por lo que la sequía venía afectando a los cultivos de trigo, maíz y sorgo. Este jueves agradecieron el aguacero que cayó desde la madrugada.

En San Javier, la lluvia torrencial comenzó en la madrugada y llegó en un momento crítico, cuando una densa humareda cubría gran parte del territorio debido a los incendios. Esta precipitación logró sofocar por completo los incendios en la localidad y permitió que las brigadas de bomberos y militares se replieguen o se dirijan a apoyar en otras áreas. Sin embargo, el Centro de Operaciones de Emergencia Municipal (COEM) se mantiene en alerta ante cualquier emergencia o reactivación del fuego.

En Guarayos, tras 50 días sin lluvia, la leve llovizna que comenzó a las 5:00 de la madrugada trajo un respiro. Aunque no fue intensa, ayudó a reducir la densa humareda y la polvareda en calles y caminos, proporcionando alivio al sofocante calor que aquejaba a la región.

Las precipitaciones también se registraron en Concepción y San Ignacio de Velasco, aunque no fueron suficientes para aplacar completamente los incendios forestales en estas comunidades.

En Puerto Quijarro también tuvieron lluvia, pero no en la intensidad que esperaban.

El aguacero llegó a Otuquis y otros municipios como San Javier y Pailón.

El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, informó que desde la noche del miércoles llovió en la Chiquitania y sofocó el fuego en el municipio de El Puente, Roboré, San Javier, San Ramón, San Miguel y Concepción. Sin  embargo, continúa activo el incendio en San Matías, en la comunidad de Candelaria, donde se tienen desplazados bomberos forestales y helicópteros para el combate aéreo.

También confirmó el fallecimiento de Raúl Cari, en Tarija.

El subcomandante departamental de la Policía, Sergio Pascual, afirmó que el deceso de esa persona se produjo en los incendios reportados el pasado martes en Choroma y otras comunidades.

Según el jefe policial, el comunario sufrió quemaduras al tratar de mitigar el incendio y sus familiares se opusieron a la autopsia legal.

Al rescate de animales

El Equipo de Biodiversidad de la Gobernación cruceña se desplazó para dar asistencia a los animales silvestres que escapan del fuego. Realizó un rastrillaje por las comunidades San Lorenzo Nuevo, Naranjos y Bella Vista, donde rescataron animales silvestres afectados por los incendios forestales. Encontraron algunos con quemaduras y otros con asfixia. Entre ellos hay una urina, un jochi calucha, dos suchas bebés y dos lagartijas chaqueñas. Los bomberos también salvan animales que encuentran en sus tareas.

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