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Con algunos bajones, los cultivos de coca se han expandido en un 27% durante los últimos 20 años, de acuerdo con una comparación de los datos de monitoreo procesados anualmente por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc).
Este crecimiento contrasta con los indicadores de erradicación y “racionalización” de aquellos cocales que están por encima de lo permitido en la Ley 906. De hecho, el viceministro de Defensa Social, Jaime Mamani, asegura que este año se habrán eliminado 10.000 hectáreas.
Mamani comentó que, hasta el viernes 15 de noviembre, la cantidad de plantaciones de coca estaba en el orden de las 8.013 hectáreas, una cifra a la que aún se debe sumar unas 2.000 hectáreas del cultivo para llegar a esa meta que, además, es un compromiso internacional.
Desde 2017, cocaleros de Yungas y del trópico de Cochabamba pueden producir hasta 22.000 hectáreas en total, según la norma actual. El límite casi duplica a las 12.000 hectáreas de la famosa Ley 1008 que legisló la lucha antidroga.
Pese a ese margen, los cocales siempre han estado por encima de lo permitido por la nueva ley, un aspecto que ha sido observado en varias ocasiones por la Unión Europea (UE), el organismo multilateral que financia la lucha contra el narcotráfico y programas para reducir los cocales.
Mamani explicó que el departamento de Santa Cruz, una región que no está autorizada para producir coca, el avance de la erradicación es mayor (4.304 hectáreas), seguido por Cochabamba (2.247 hectáreas) y La Paz (1.461 hectáreas).
La Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), una unidad compuesta por militares y policías, erradicó 33.788 hectáreas entre 2021 y 2023, pero por efecto de la demanda legal, pero también para ilegal para el narcotráfico la reducción de cocales nunca se pudo ajustar a lo que dice la norma.
Diablos Rojos sobrevuelan Cotajes, cerca del TIPNIS, donde hay coca. Foto: Juan Carlos Torrejón.
Mamani expresó su preocupación por el incremento de cultivos de hoja de coca en zonas autorizadas. Dijo que hay un crecimiento del 70% en La Paz y más del 76% en el trópico de Cochabamba, una zona controlada por los seguidores de Evo Morales.
Denunció obstáculos en el trabajo de erradicación en parques nacionales como Isiboro Sécure y Carrasco, donde grupos de personas han frenado las tareas.
“Exhortamos a nuestros hermanos productores de la hoja de coca por la imagen de las Seis Federaciones del trópico de Cochabamba, por la imagen de nuestro país, poder permitir que se continúe con los trabajos de racionalización de cultivos”, indicó Mamani.
La FTC intervino hace cuatro días en la Cuenca Catacajes, un paraje subtropical entre los departamentos de La Paz y Cochabamba, en el área de influencia del Territorio Indígena y Parque Nacional Iseboro Sécure (TIPNIS), una de las áreas de mayor biodiversidad del país.
“En esas áreas no está permitido el cultivo de coca, y la erradicación se lleva a cabo sin concertación en cumplimiento de la Ley General de la Hoja de Coca y los acuerdos internacionales”, indicó Mamani sobre el operativo.
De acuerdo con el más reciente reporte anual de plantación de coca que presentó la Unodc en 2023 con los datos de 2022, en Colombia se habían sembrado 204.000 hectáreas de coca y Perú 80.660, mientras que Bolivia 29.200 hectáreas, casi 10.000 más que del límite legal.
Hasta 2021, los informes del organismo internacional se presentaban en agosto. Ese año, hubo una polémica porque el gobierno boliviano no aceptó el incremento de 30.500 hectáreas de coca que reportó Naciones Unidas. Desde entonces, se presentan a fin de año.
En 2003, se reportaron 23.500 hectáreas, casi el doble de las 12.000 que se permitían en ese tiempo bajo la jurisdicción de la Ley 1008. Para el 2020, la cifra trepo a las 28.902 y claramente duplicó ese límite legal.
Desde que entró en vigor la nueva legislación tampoco se logró llegar cumplir con el límite legal de las 22.000 hectáreas. Para 2021 se reportaron 30.500 hectáreas y para 2023, 29.900; lo que supone un incremento del 3,5% desde 2020. La Onudc alista el informe para los próximos días.
Si bien no hubo episodios violentos en la erradicación de cocales excedentarios, la preocupación se centra en las cifras que reportará el trópico de Cochabamba. La coca sin control legal se desvía a la producción de cocaína, según las autoridades.