El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, abogó ayer por la unidad internacional contra la “extrema derecha”, destacó el papel del Mercado Común del Sur (Mercosur) en el escenario de los proyectos de integración regional y anticipó que no se pueden tolerar “golpes de Estado”.

“En todo el mundo, la desunión de las fuerzas democráticas solo ha servido a la extrema derecha. Los recientes ejemplos de Francia y el Reino Unido demuestra el imperativo de superar las diferencias en favor de un objetivo común”, afirmó Lula en una declaración que formuló para la prensa tras reunirse con su colega Luis Arce.

En las elecciones del 4 de julio del Reino Unido, el partido Conservador sufrió una derrota frente a una abrumadora victoria de los laboristas tras 17 años, mientras que, en Francia, el Nuevo Frente Popular se impuso el 7 de julio en la segunda vuelta de las elecciones legislativas anticipadas.

“Esto también se aplica a la integración regional, porque mientras más sólida sea nuestra alianza, menos atractivos serán los que predican la división”, afirmó el mandatario brasileño.

Lula y Arce ya se habían visto el lunes en Asunción del Paraguay en ocasión de la cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), una cita a la que no asistió el presidente argentino, Javier Milei, quien está identificado con la corriente libertaria que es muy crítica a la corriente ideológica de los gobiernos de Bolivia y Brasil.

Arce, por su lado, destacó la incorporación de Bolivia al Mercosur para convertirse en una bisagra con la Comunidad Andina (CAN), el otro bloque de integración comercial de Sudamérica.

El mandatario boliviano ratificó la histórica política de integración del país que propugna la conexión interoceánica a través de proyectos de infraestructura.

Lula también se refirió al asalto militar del 26 de junio. Dijo que no será tolerable una intentona contra la democracia y recordó los sucesos del 8 de enero de 2023, cuando Brasilia enfrentó una movilización contra los poderes establecidos. Esto sucedió poco después de su ascenso al poder.

“Esta visita simboliza más que la reanudación de una relación de amistad, representa, además, la comunión de dos países cuyas trayectorias han sido paralelas”.

“Al igual que en Brasil, la democracia boliviana ha prevalecido tras un largo recorrido, salpicado de golpes de Estado y dictaduras. Lo que juzgábamos que era el fin del camino resultó ser un terreno aún movedizo. En la víspera del bicentenario de su independencia, Brasil ha vivido uno de los momentos más sombríos de su historia”, remarcó.

“Y en vísperas de celebrar su bicentenario en 2025, Bolivia no puede volver a caer en esta trampa; no podemos tolerar ensoñaciones autoritarias ni golpes de Estado; tenemos la enorme responsabilidad de defender la democracia frente a los intentos de hacerla retroceder”, remarcó.

Lea también

ECONOMÍA

Brasil aboga por estabilidad para su inversión en Bolivia

Se firmaron diez documentos, seis de ellos de índole económica. Arce destacó la apertura del vecino país y su apuesta por la integración y la diversidad comercial