México Chico es parte de una de las rutas más peligrosas de Bolivia. En esta comunidad, que está a tres horas de la ciudad de Oruro, que pertenece al municipio de Challapata y que es parte del pueblo Qaqachaca, no existe la presencia del Estado y la actividad ilegal es lo más usual. En este poblado el contrabando de autos chutos es normal. Lo mismo que el paso de drogas. Ahí nacieron clanes familiares que tienen contactos con similares de Chile, con quienes gestionan el ingreso de autos robados en el norte chileno y la venta de cocaína.

Un video en redes sociales muestra cómo es México Chico. Sus calles son angostas y de tierra, sus casas de ladrillo y algunas son de cuatro pisos. Hay una cancha de césped sintético y un tinglado donde funciona el área deportiva de la escuela. Hay también una sede sindical donde trabajan las únicas autoridades, que son las indígenas. Hay pocas tiendas. Está a 38 kilómetros de Challapata y se ubica en medio de cerros. Hay caminos que llevan a la comunidad, pero son parte de las rutas ilegales que llegan desde el norte chileno.

En México Chico los clanes que se dedican al contrabando y el narcotráfico operan sin problemas. Uno de ellos es la familia Mamani Mamanillo. Su líder es el “popular Escáner”, como lo conocen en ese lugar. Su hermano mayor, alias “El Gordo”, también es parte de la banda. Ellos se dedican a introducir vehículos robados en Chile y los ofertan en ferias de Bolivia, sobre todo en Challapata. Según una versión policial, estos hermanos empezaron con el contrabando de productos y luego se dedicaron al comercio ilegal de vehículos. Tienen contactos con bandas chilenas, que en su mayoría son lideradas por bolivianos radicados en Chile.

México Chico es una zona restringida para policías y militares, e incluso para personas civiles que no son de la zona. “A ese lugar no se puede entrar porque es peligroso, tampoco va la Policía, no entran las autoridades, no se puede hacer nada”, dijo el investigador de la ONG Grupo Búsqueda de Vehículos de Chile, Hugo Bustos, que es parte del equipo que se dedica a averiguar sobre los vehículos robados en Chile y que son comercializados en Bolivia.

Bustos explicó que tiene contactos en Bolivia y son esas fuentes quienes le explicaron lo que pasa en México Chico, una zona que está en el ayllu Qaqachaca. A esta comunidad, que su nombre oficial es Cotaña, no llega el transporte público y casi todas las familias tienen sus vehículos, todos indocumentados.

Prohibido el ingreso

A México Chico ninguna persona que sea extraña puede ingresar sin autorización. Existe un control estricto de los mismos pobladores que prácticamente conocen a los más de 3.000 habitantes que tiene la comunidad Cotaña. Cada agosto del año en México Chico se organizan celebraciones, más conocidas como prestes, con presencia de grupos musicales del exterior. Estas fiestas son siempre muy sonadas y transmitidas por redes sociales. En esas imágenes se muestra que se desborda el consumo de alcohol.

Ya en 2015, un reporte de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (Felcn) señalaba que los pobladores de México Chico se habían convertido en los “protectores” de los narcotraficantes utilizando todo tipo de armamento: desde dinamitas, armas blancas y “miguelitos” para pinchar llantas de los vehículos de la Policía Boliviana.

Según un informe policial, en México Chico los mismos pobladores defienden las actividades ilícitas que hay en la zona. Este documento revela que el narcotráfico y la comercialización de vehículos indocumentados son las actividades principales de estos clanes familiares.

Uno de estos clanes es dirigido por Hipólito Mamani Mamanillo, un poblador de México Chico que ahora está prófugo por ser parte de la emboscada que sufrió un ciudadano chileno que fue a Challapata para recuperar un camión que fue robado en Calama, en el norte de Chile.

En la investigación se muestra a Hipólito Mamani Mamanillo y a su hermano Omar como líderes de una “banda de chuteros” que tienen nexos con mafias radicadas en el norte de Chile. Estas mafias son dirigidas por bolivianos, aunque también por chilenos.

Los Mamani Mamanillo coordinaron el ingreso a Bolivia de un camión robado en Calama. Ellos decidieron las rutas ilegales de paso y lo pusieron en Challapata para que sea comercializado. No se pudo vender, ya que el dueño llegó a la zona para recuperar su motorizado, aunque quedó parapléjico. Esta banda se dedica a este negocio, pero también pasan droga hacia Chile.

“México Chico es una de las comunidades que están al paso de las rutas ilegales que vienen del norte de Chile. En esta población dejan los vehículos en garajes y galpones para luego llevarlos a ferias de venta, como la de Challapata o Huari. Esta zona es muy peligrosa, porque por ahí los chuteros tienen el control. Lamentablemente la presencia del Estado es nula, ya que los chuteros están armados y pueden responder”, relató a este medio un oficial antinarcótico.

Hipólito Mamani Mamanillo es conocido en Challapata y en México Chico como el “popular escáner”. Le llaman así porque conoce bien las virtudes de los vehículos. En 2021, el ahora prófugo ofreció una fiesta en México Chico con la presencia de diez agrupaciones musicales y entrega de bebidas alcohólicas. En los videos de la fiesta se lo ve bailando en el escenario e invitando cervezas a los músicos y público.

“Estoy certero que en las siguientes horas el excelente trabajo que hemos realizado se va a traducir con la detención de los autores de este hecho”, aseguró la semana pasada el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera. Hasta hoy, los hermanos Mamani Mamanillo están prófugos y son acusados de disparar al dueño del camión que fue robado en el norte chileno.

Sobre la comunidad México Chico, el jefe de la Bancada de Comunidad Ciudadana (CC) en la Cámara de Diputados, Enrique Urquidi, afirmó que en el municipio de Challapata trabajan las “mafias criminales” dedicadas al narcotráfico y al robo de autos.

El legislador dijo que es un secreto a voces que ni efectivos policiales y militares pueden ingresar a la localidad Marka Qaqachaka del municipio de Challapata, Oruro, por temor a ser agredidos. Urquidi recordó que esa población se dedicaba a la agricultura en un principio, pero ahora están metidos en hechos ilícitos.

“Como ha sucedido en este sector de los qaqachakas, por ejemplo, hace muchísimo tiempo han dejado de lado el trabajo agrícola, la producción agropecuaria. Hoy se dedican a la producción de cocaína porque, efectivamente, es lo que más les renta y lo que más dinero les genera es la cocaína”, aseguró Urquidi.

El diputado, que representa al departamento de Oruro, afirmó que en Challapata, la segunda ciudad más poblada de esa región, existen muchas personas que se dedican al narcotráfico y a otros ilícitos. Como legislador, recordó que en 2021 ya alertó sobre el tema de autos indocumentados a las autoridades del Ejecutivo, pero el Ministerio de Gobierno -dijo- no tomó ninguna acción en esa zona.

“Son territorios muy parecidos a Chapare, donde el Estado no tiene ninguna presencia. Son tierras de nadie, como decimos popularmente. En estas zonas están las rutas ilegales que llegan desde Chile. No hay control, no hay presencia policial, porque estas mafias están bien armadas y atacan a cualquier persona que sea desconocida”, subrayó Urquidi.

Los mismos policías ubican claramente estas zonas; sin embargo, los operativos de la Dirección de Prevención de Robo de Vehículos (Diprove), Aduana Nacional o Felcn no llegan a estos puntos, denunció el asambleísta.

“Es una feria de autos que en su mayoría se vende robados o indocumentados. Esta feria se la realiza en Challapata, en Oruro. Ahí llegan autos robados desde Chile, autos que estaban en pueblos como México Chico, por donde pasan y son guardados los autos que se conocen como chutos”, informó un uniformado policial.

Los gobiernos de Bolivia y Chile acordaron aumentar el control del paso de vehículos indocumentados desde del vecino país. Se harán controles en ferias y también en redes sociales. Además, se creará un sistema en línea.

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