“La demanda de bolivianos del asilo ha aumentado demasiado. Esto comenzó desde finales del año pasado, más o menos. Llegaron muchos bolivianos pidiendo asilo y a muchos les han otorgado”, compartió con preocupación Jorge Perdomo, paralegal que trabaja con este tipo de trámites migratorios en Orlando (Florida), en Estados Unidos. 

Según Perdomo, nunca antes le tocó hacer estas diligencias para bolivianos, pero desde fines de 2022 hasta hoy ha atendido entre 60 y 80 casos.

Dijo que, por lo menos por ahora, el perfil de solicitantes es de personas de clase media, y toma como parámetro que llegan por avión, a casas de conocidos, y en compañía de sus familias, es decir que cuentan con visa y cierta comodidad económica, pero de mantenerse la crisis, auguró que luego saldrán personas con menos recursos.

De mantenerse esta tendencia, o ir en alza, Perdomo auguró, si bien el Estatuto de Roma manda contemplar el asilo como un recurso, Estados Unidos podría empezar a negar más visas, o en distintos países se multiplicarán las exigencias para conceder visas a los bolivianos.

Christopher Vizcardo, abogado especializado en inmigración de la firma Trujillo Acosta Law, ubicada en South Jordan, Utah, poco antes trabajó en una organización humanitaria que brinda asistencia gratuita migratoria.

Explicó que, solo el año pasado, en esa oficina, le tocó ver cuatro casos de periodistas bolivianos solicitantes del asilo político.

“En ese rol me di cuenta de un patrón muy interesante. Comenzamos a recibir casos específicamente de periodistas, en su mayoría de Santa Cruz, que venían a Estados Unidos alegando una persecución política y  la  falta de libertad de expresión, que no podían ellos seguir ejerciendo su profesión por presión del Gobierno boliviano, y también de los interculturales”, aludió.

Vizcardo aclaró que, en Estados Unidos el asilo se da por cinco razones, o categorías: políticas, de nacionalidad, raza, credo religioso, y hay una quinta categoría de grupo social particular.
“Dentro del grupo social particular podría entrar, por ejemplo, un periodista, porque es un grupo que, a pesar de no haber sido mencionado en las cuatro categorías anteriores, podría calificar por tener un rol especial en la sociedad”, explicó.

Asimismo, indicó que es importante considerar dos elementos en una solicitud de asilo. Uno de estos es la perspectiva de que la persona tiene miedo de volver a su país, perspectiva que es subjetiva. 

El segundo elemento, prosiguió, tiene que ver con las condiciones del país desde un punto de vista que el Gobierno de Estados Unidos considera objetivo, y que se basa en el reporte del Departamento de Estado.

“Todos los años, el Departamento de Estado crea un reporte sobre las violaciones de los derechos humanos y las condiciones en cada país del mundo, basado en sus embajadas. Cuando un juez de inmigración va a decidir un caso de asilo, no sólo analiza las vivencias de la persona, sino las condiciones de su país de origen”, aclaró.

Vizcardo agregó que, a pesar de que mucha gente de Bolivia pide asilo en Estados Unidos, eso no significa que al final del día ese país responderá de forma positiva, especialmente porque el reporte del Departamento de Estado no es tan negativo como se podría creer, al menos no como Venezuela, Nicaragua, etc. 

Otro factor preocupante es que los bolivianos, sobre todo cruceños, ya empezaron a cruzar frontera, del mismo modo que venezolanos, cubanos y otros países centroamericanos castigados por la violencia.

Lorena vive en Utah, pero no puede dar su nombre real porque está en proceso de solicitud de asilo, y podría perjudicar el trámite. Contó que le tocó ayudar a buscar trabajo a una periodista cruceña que llegó por frontera en el último tiempo, y que no logró acceder a una visa. También le tocó apoyar a otro periodista que llegó en avión.

“Está llegando demasiada gente joven. Esto tiene una relevancia muy importante. Creo que el fenómeno se está dando en ese sentido de que los jóvenes ya no ven futuro para ellos en Bolivia”, lamentó.

Sandro Ibáñez es residente boliviano en Virginia desde hace muchos años, dijo estar impresionado al ver cómo gente de Santa Cruz está entrando por la frontera para pedir asilo. 

“Eso es bien duro. Antes yo había visto eso en la comunidad boliviana, pero ahora son específicamente cruceños los que cruzan por México”, dijo.

Como uno de los organizadores del Carnaval cruceño en Virginia, dijo que uno de los parámetros que tienen para medir la llegada de mayor cantidad de jóvenes, y además profesionales, es que precisamente este año tuvieron que incluir reguetoneros en el programa de actividades.

“Como migrante uno siempre busca estar mejor, pero me preocupa que mucha gente buena de Bolivia se traslade a Estados Unidos, y acá vienen a hacer lo que se pueda. Un periodista no viene a sentarse en una computadora a escribir. Hay una fuga de cerebros, y eso es malo para cualquier país”, lamentó.

Según él, la gente que llega dice que Bolivia se está yendo “al tacho”, como Venezuela y Cuba. “Salen antes de que Bolivia sea Venezuela, esa es la lógica”, afirmó.

Arlinda (también nombre ficticio), llegó a Utah hace un tiempo. Dijo que tenía un medio de comunicación pequeño, que fue literalmente asfixiado a través de la pauta publicitaria, luego de que hiciera ciertos abordajes temáticos relacionados con política. Explicó que la presión salió el Gobierno, pero también del empresariado. “Me bombardearon con cartas notariadas y amenazas de demanda, me retiraron la pauta, me llené de deudas y tuve que salir”, explicó.

Asimismo, compartió que también le tocó ayudar a un colega periodista, ex editor de un diario, que se marchó de Bolivia con toda su familia, porque lo amenazaron “con quemarle la casa, y encima le debían cinco meses de salario. Empezaron con nosotros, los medios pequeños, pero la verdad es que también van a quebrar a los medios más grandes”, auguró.

A Arlinda le ha tocado hacer kermés con los residentes bolivianos en Utah, a fin de recaudar fondos para apoyar a las familias que van llegando. “Este año también llegó un ex director de la Gobernación de Santa Cruz”, aseguró. 

Factor económico

Desde su experiencia, Lorena opina que algunas de las personas que dejan Bolivia y llegan a Utah no son precisamente personas que estuvieron implicadas políticamente, y que por ende no tienen un argumento fuerte para pedir asilo político. “No obstante lo están haciendo porque es la única manera de ser aceptados en Estados Unidos”, aseveró.

Según ella, aparentemente se está utilizando el momento crucial por el que pasa Bolivia para tratar de conseguir de alguna forma el asilo político, usando noticias generales, pero advirtió que eso puede ser tomado por un juez como falsedad. Perdomo dijo que a veces la gente no está enterada de lo que es un asilo, y lo solicitan porque en el país de origen no hay trabajo, comida, y que por eso los rechazan.

Un estudio de Omnicom Media Group (OMG) “III Ola: 1000 Bolivianos Dicen”, indicó que los bolivianos viven entre la preocupación por la falta de trabajo (68%) y el incremento de precios de la canasta básica (66%); y por otro, con dificultades para cubrir sus necesidades mensuales (52%).
Sobre este punto, el economista Darío Monasterio dijo que cada vez existe menos empleo profesional por el aumento de la informalidad del modelo económico actual, que impone ciertas políticas laborales. 

“Ha sido muy duro el ingreso de los jóvenes al mercado laboral, y finalmente buscan trabajo en otros países. Vemos que recibimos muchas remesas de Chile, España, Brasil, etc., que acogen a profesionales bolivianos. Eso lleva a un panorama desalentador, que demanda un cambio de brújula”, recomendó.

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