“Cuando era mi novio, era celoso y callado, no estuve atenta, en realidad encubría una personalidad violenta que se concretó en el matrimonio”

“Me casé a los 20 años, enamoré con mi esposo casi dos años. Recuerdo que, durante nuestro noviazgo, él era poco comunicativo, celoso, no le gustaba que tenga amigas, aburrido y hasta le molestaba mi forma de vestir; nos casamos y los primeros años, casi la mayoría del tiempo se la pasó viajando, por lo que no hubo mucha convivencia, luego vinieron los hijos y la verdad, que los momentos a su lado no eran agradables, se pasaba la mayoría del tiempo en sus cosas y yo me sentía muy enamorada. Cuando ya nuestros hijos estaban grandes (tenemos dos, uno de 20 y otra, de 15 años), la relación se tornó más tensa, cuando pedía algo era a gritos, atento siempre a ver mis errores, cualquier conversación terminaba en pelea, por lo que evitaba hablar con él, desde entonces la relación era insostenible. Una vez ingresaron mis hijos a la universidad, me armé de coraje y lo dejé, tardé 27 años en darme cuenta de su personalidad, si ya en cortejo me daba muchas señales que yo fingía no ver”. Cuenta Isabel N.

El mal humor que presentan la mayoría de los hombres, es un problema que enfrentan muchas mujeres, según la asesora del SOS Feminísima, Silvia Suárez. En los tres primeros meses del año, ha recibido cientos de llamadas de lectoras de Para Ellas, que no saben qué hacer con sus esposos que llegan a casa muy aburridos, y en muchos de estos casos ese aburrimiento se torna hostil y llega a crear un ambiente de violencia en la pareja; comportamiento que se adecua a un tipo penal de violencia sicológica, tal como lo señala la Ley 348 del 09.03. 203

Para que no les pase lo mismo que a Isabel, es importante tomar en cuenta algunos aspectos en la relación de noviazgo. La sicóloga, María Inés Guardia Balbontín, indica que es importante entender que en el noviazgo, el amor verdadero está basado en el respeto e igualdad, la vida en pareja puede tener diferencias y dificultades, en algunos casos estas diferencias son saludables, porque se aprende a comunicarse y a solucionar conflictos juntos.

“El amor de verdad, no tiene nada que ver con la sumisión, ni con el sacrificio, una relación basada en celos, quejas, querer controlar a su pareja son relaciones que van permitiendo y consintiendo la violencia”, señala.

No tengás los ojos vendados ante ciertas señales, de ello depende tu vida y tu matrimonio. Atendé sus reacciones, para tomar decisiones. Es mejor alejarse de un hombre violento.