Con el cese de actividades de su última central eléctrica de carbón, Reino Unido se convierte en el primer país del G7 en abandonar el carbón como parte de su objetivo de producir un 100% de energía limpia para 2030. La central de Ratcliffe-on-Soar, en la zona de Nottingham, llevaba casi 60 años en funcionamiento. Reportaje de nuestra enviada especial.

Con Emeline Vin, enviada especial de RFI en Ratcliffe-on-Soar

Ocho inmensas torres dominan este paisaje rural inglés. Son las torres de refrigeración de la central térmica de carbón de Ratcliffe-on-Soar, la última del país que produce electricidad a partir de carbón. Para John, un vecino del pueblo que creció a cinco kilómetros de la central, son un símbolo local: “Cuando vuelves a casa después de un largo viaje y ves estas torres, sabes que estás en casa”.

La cercanía del pueblo con la central ha marcado la vida profesional de los jóvenes de la región. “Hace unos veinte años, me postulé para ser aprendiz de ingeniero eléctrico. Nos presentamos unos cien”, recuerda John. ‘Nos enseñaron esas tres enormes turbinas por las que pasaba el vapor... A la gente parecía encantarle su trabajo. Tenían un buen plan de pensiones, ¡e incluso había un campo de golf en las instalaciones!”

John, de unos cuarenta años de edad, se ha dedicado finalmente a la jardinería. Y señala con orgullo que el Reino Unido es el primer país del G7 que ha abandonado por completo el carbón. Este combustible sólo representa el 1% de la combinación energética británica actualmente.

El fin del carbón en Reino Unido: “un giro para el mundo entero”

Según Jess Ralston, del centro de análisis Energy and Climate Intelligence Unit, el Reino Unido está dando un paso de gigante. “Esto demuestra al resto del mundo que es posible”, afirma entusiasmada. “Nos prometían apagones, cortes de luz, todo lo que oímos hoy sobre las energías renovables, cuando ahora la energía solar y eólica son baratas, y empiezan a llegar baterías para almacenar energía. El fin del carbón en el Reino Unido marca realmente un punto de inflexión mundial”, apunta, en entrevista con Radio Francia Internacional.

Pero no todo el mundo comparte este entusiasmo. Ray State, un antiguo ingeniero ferroviario que transportaba carbón a Ratcliffe, lamenta el fin de una era: “Antes hablábamos el carbón era rey. Nuestra revolución industrial se basaba en el carbón para la generación de energía. Todas nuestras fábricas funcionaban con carbón”.

Como representante del centenar de habitantes del pueblo, Ray mantiene una reunión tras otra con la dirección de la central. Está preocupado por lo que vendrá después del desmantelamiento de la central, ya que la empresa no ha detallado sus planes. “No sabemos quién se va a instalar, ni qué tipo de empresa”, dice alarmado. “¿Qué pasará si no son empresas virtuosas, sino indeseables? ¿Un centro de distribución, por ejemplo?”.

Como parte de su trayectoria de descarbonización, Reino Unido planea deshacerse totalmente del carbón en 2025. Una meta posible de alcanzar según Jess Ralston, analista del think tank Energy and Climate Intelligence Unit: “Tendremos mucho trabajo por hacer: tendremos que desarrollar muchas más energías renovables, eólica marina... Tendremos que asegurarnos de que la red de transporte de electricidad pueda soportarlo. Es ambicioso, pero muchos de nosotros creemos que puede hacerse, si hay voluntad política.”

El nuevo gobierno laborista ya ha anunciado la creación de un proveedor estatal de energías renovables que suministre electricidad a más de 6 millones de hogares de aquí a 2030.

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