La impresión 3D revolucionó múltiples industrias, desde la manufactura hasta la medicina y, ahora, irrumpe en la alimentación, transformando cómo y qué comemos. Esta tecnología permite crear alimentos a partir de una combinación de ingredientes que se imprimen capa por capa, dando forma a platillos personalizados, con texturas y sabores que pueden imitar casi cualquier comida.

Sin embargo, para Magaly Bishop, nutricionista-dietista y docente de la carrera de Medicina, de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, estos alimentos, por ningún motivo, pueden o podrán ofrecer los mismos beneficios, ya que la línea de producción es diferente.

“Los alimentos tienen diferentes sustratos para desarrollarse, como las frutas, verduras, cereales que provienen del suelo y sus riquezas minerales, vitaminas y nitrógeno; los alimentos de origen animal también requieren de alimentos de origen vegetal y de ahí realizar todo lo que es la digestión o la asimilación”, explica.

La impresión 3D en el ámbito alimentario permite fabricar productos a partir de proteínas vegetales, algas, insectos y otras fuentes sostenibles. Un ejemplo conocido es la creación de carne artificial hecha de células cultivadas o ingredientes como la soja o los guisantes, que son moldeados en impresoras para imitar texturas y sabores tradicionales. Pero, más allá de la innovación y el factor sorpresa, el foco está en su valor nutricional.

“Uno de los desafíos que enfrenta es que los alimentos impresos en 3D no son biodisponibles y no tendrán los mismos efectos nutricionales en el organismo, pueden llegar a mutar células que podrían desencadenar enfermedades crónicas, por ejemplo. Los materiales utilizados en la impresión 3D pueden no ser biodisponibles o pueden interferir con la absorción de nutrientes”, añade la médico.

Las dudas respecto a su valor nutricional

A pesar de las promesas, el valor nutricional de los alimentos impresos en 3D aún suscita dudas. Aunque los ingredientes pueden incluir macronutrientes esenciales y ciertos micronutrientes, estos productos suelen carecer de otros compuestos bioactivos presentes en los alimentos frescos, como antioxidantes, flavonoides y fibras, que juegan un papel crucial en la prevención de enfermedades crónicas.

“El valor nutricional de los alimentos impresos depende no solo de los ingredientes utilizados, sino de la capacidad del cuerpo para absorberlos, lo que es un desafío clave en alimentos procesados”, alerta la Organización Mundial de la Salud, OMS.

Además, la biodisponibilidad de los nutrientes, es decir, la capacidad del cuerpo para absorberlos y utilizarlos de manera efectiva, es otro aspecto importante a considerar. Los alimentos frescos ofrecen una estructura natural que facilita la absorción de nutrientes, mientras que, en los alimentos impresos, esta estructura es reemplazada por capas y mezclas que pueden alterar la forma en que el cuerpo los procesa.

“Los compuestos bioactivos son muy importantes porque cumplen funciones como evitar los radicales libres, estrés oxidativo, regeneración celular, algo que aún no se ha demostrado en los alimentos impresos 3 D, y que estos no contienen, estos cumplen funciones biológicas en el interior de las células”, comenta Bishop.

Sustitución completa de alimentos naturales es lejana

La comida impresa en 3D es ideal para usos específicos, como en hospitales y centros de cuidado, donde puede diseñarse para cumplir con requerimientos nutricionales exactos. Para estos casos, resulta beneficioso tener alimentos personalizados que puedan ajustarse a las necesidades individuales de cada paciente. Sin embargo, la sustitución completa de una dieta natural con alimentos impresos en 3D aún parece poco probable.

“No nos olvidemos que cada ser humano es diferente el uno del otro, lo que para uno es bueno, para otro puede ser malo o dañino; hacen falta más estudios científicos que demuestran la efectividad del uso de estos alimentos. En un futuro tal vez se pueda perfeccionar la creación de alimentos específicamente para diabetes tipo 2, cáncer, etc.; pero se debe tomar en cuenta la patología como tal y los requerimientos nutricionales de cada paciente en este caso”, explica la nutricionista, consultada.

A medida que la tecnología avanza, la capacidad de personalizar alimentos de acuerdo con las necesidades individuales promete revolucionar la industria alimentaria. Los científicos trabajan en impresoras capaces de adaptar el contenido de los alimentos de acuerdo con las necesidades de cada persona, lo cual podría ser útil en casos como la diabetes, donde el control de nutrientes es crucial.

“Posiblemente en un futuro se pueda paliar el hambre y la inseguridad alimentaria que está azotando a la población mundial. Pero, se necesitan más estudios para abordar estos desafíos y optimizar la absorción de nutrientes en alimentos impresos en 3D”, concluye Bishop.

La comida impresa en 3D representa una innovación con aplicaciones potenciales en sostenibilidad y personalización de dietas. La tecnología sigue avanzando, y aunque la impresión de alimentos no debe ser considerada como una alternativa completa, ofrece una opción válida como complemento nutricional para ciertos grupos de personas y contextos específicos.

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