Su semblante sereno esconde la fatiga de años dedicados a defender los derechos de los indígenas. Todavía con el rostro marcado por el intenso sol que acompañó los últimos días de la marcha, Marcial Fabricano mantiene una serenidad apacible y una firmeza de quien sabe cuál es el camino a seguir.

Nada más llegar a la plaza 24 de septiembre, ingresó a la catedral para participar del oficio religioso. Todavía con el cansancio en el cuerpo, acompañó a las autoridades a la iza de la bandera en el corazón de la plaza.

"Este sacrificio está entregado para el bien común de todos los bolivianos", así resumió los 37 días de caminata en un acto de ofrenda por el país. Durante la ruta, Fabricano reveló el sentir de los marchistas. "hemos conocido las acciones y reacciones de la gente que vive en la carretera. Solo hemos recibido gratitud, amistad y esperanza, una botella, un agua, un guineo; era lo que Dios ha puesto en su corazón".

Ahora, "nos retiraremos a descansar" señaló, "mientras vemos qué respuesta tenemos" en relación a la invitación para dialogar enviada a los poderes del Estado.

Participó en un poco protocolar acto de iza de banderas mientras recibía el reconocimiento como Huésped de Honor por parte de la Asamblea Legislativa Departamental, un reconocimiento extensible para todos los marchistas.

Sencillo y natural, Marcial no dudó en entonar 'a pulmón' el himno beniano, eso sí, con la compañía de Abdón Justiniano, presidente de la Central de Pueblos Indígenas de Beni (Cepib).

Otro indígena, Roberto Urañavi, asambleísta departamental del pueblo guarayo, le entregó el reconocimiento. "La política es defender nuestra casa grande", sentenció Urañavi para desvirtuar las acusaciones que caen sobre los marchistas. De manera contundente, recalcó que "nadie es dueño de los pueblos indígenas".

"Hemos construido durante 31 años el derecho a nuestro territorio", señaló el asambleísta para recordar la primera marcha indígena en la que participó Fabricano. Hoy, agrega Urañavi "seguimos luchando para no desaparecer" ante el avasallamiento de "nuestro terreno".

Al inicio del pequeño acto improvisado, el gobernador Luis Fernando Camacho agradeció el valor de los marchistas y manifestó que "este pueblo los va a apoyar siempre, hasta lo último". 

Camacho extendió la mano a Fabricano para "empezar a dibujar el futuro de Bolivia" y complementó que "el camino es el federalismo".

La defensora de los derechos humanos, Amparo Carvajal, también participó en el acto. Recordó la importancia de las luchas históricas que han caracterizado al pueblo boliviano como la huelga de hambre de 1978 que permitió decretar la amnistía. 

"Esta lucha también es histórica", manifestó Carvajal antes de reclamar "libertad para todos los presos políticos, para los exiliados, para los policías y los militares". El deseo de la activista clama por "una justicia que permita decir la verdad".

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