Marcelo Hurtado es un maestro que fuera del aula combate el fuego en primera línea. Es parte de las cuadrillas comunales que se desplazan a los lugares donde se registran las emergencias. Ahora integra las filas de Bomberos Voluntarios San Manuel. Indica que hay mujeres que también son parte del equipo y pasan largas horas tratando de liquidar las llamas. “Salimos de acuerdo al horario que se nos asigna, pero hay días que entramos a las 18:00 y salimos a las 7:00 del día siguiente”.

Está trabajando desde que empezó el fuego en el norte de Roboré, en San Manuel, ahora se encuentra en San Lorenzo Nuevo, una de las más afectadas.

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No solo el trabajo es pesado, sino también la carga y las herramientas que llevan sobre las espaldas. “Siempre mantenemos el orden, eso es algo que se tiene que establecer, porque un error puede resultar fatal para la vida humana, porque eso es lo que se preserva principalmente. Los mochileros, a parte de nuestra carga personal, llevamos los 20 litros que tenemos en la mochila, un machete y herramientas de primera línea”, dice.

A veces deben caminar largas distancias, aunque también hay sectores donde la camioneta los deja en la zona que deben trabajar.

“Hacemos efecto de liquidación, por eso tenemos que apartar todo lo que pueda reavivar el fuego. A veces hacemos lucha frontal, porque nos encontramos con el fuego y tenemos que hacer de todo para que no pase. En esos casos se coordina, porque se utiliza mucho la pala forestal para echar tierra, porque el agua es muy preciada y hay que saber utilizarla, por eso en las cuadrillas van instructores de la Gobernación y del Gobierno Municipal. También están los jefes de cuadrillas que, por lo general, se forman de cinco o seis personas, pero todo depende de la intensidad del incendio en un determinado lugar”, comenta.

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Una de las cosas que cuestiona es que siempre se hace público las hectáreas quemadas, personas afectadas o animales quemados, pero no se destaca lo que ellos salvan y protegen. “Muchas personas corren por sus vidas, en cambio nosotros entramos a salvar vidas”, resalta.

Cuando empiezan el trabajo el horario de la comida varía completamente, porque priorizan la labor que están realizando. Algunas veces les llevan el alimento, pero en otras ocasiones “no da el tiempo, por eso a veces se desayuna, almuerza y cena a la vez. No hay el tiempo necesario, porque es bastante el trecho para salir”.

Está acostumbrado a toda la rutina que pasa en esta tarea, porque es bombero voluntario en la zona Naranjo. “Año a año lamentablemente hemos venido trabajando en esta ingrata labor que tenemos, digo ingrata porque se quema tanta vida, se contamina tanto el ambiente, mueren tantas especies de flora y fauna. A veces he escuchado que dicen que nosotros no tenemos sentimientos porque nos metemos y arriesgamos la vida, pero si en el fondo vieran que nosotros más bien luchamos por la vida de nuestra flora y fauna. Allá, en lo más adentro, donde muchas personas salen por salvar sus vidas, nosotros entramos a salvar más vidas o lo que queda de ella".

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Ellos son sus estudiantes

Marcelo es profesor de la comunidad San Lorenzo Viejo, pero ahora está aprovechando el receso escolar para apoyar a las comunidades que están en peligro. “Esa es mi profesión, es mi trabajo. Cuando ya estoy en clases dedicamos la mañana a la escuela, pero en la tarde y gran parte de la noche la dedicamos a hacer relevo a los compañeros combatientes del fuego”.

Dijo que algunos de los voluntarios son mototaxistas y otros trabajan en el chaco, “pero se dan modos para ir a salvar lo que queda de la naturaleza, de nuestros bosques y animales. También para salvar las casas que hay afectadas por el fuego”.

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