Dos inmunólogos explican cómo responde el cuerpo a todo, desde picaduras hasta vacunas, y por qué a veces esta respuesta es perjudicial.

15 de noviembre de 2022, 6:49 AM
15 de noviembre de 2022, 6:49 AM
Linfocitos
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Cuando tu cuerpo combate una infección, te sube la fiebre. Si tienes artritis, te dolerán las articulaciones. Si una abeja te pica en la mano, tu mano se hinchará y se pondrá rígida. Todas estas son manifestaciones de inflamación que ocurren en el cuerpo.

Nosotros somos dos inmunólogos que estudiamos cómo reacciona el sistema inmunológico durante las infecciones, con las vacunas y las enfermedades autoinmunes, en las que el cuerpo comienza a atacarse a sí mismo.

Si bien la inflamación se asocia comúnmente con el dolor de una lesión o las muchas enfermedades que puede causar, es una parte importante de la respuesta inmunitaria normal. Los problemas surgen cuando esta función normalmente útil reacciona de forma exagerada o dura demasiado tiempo.

¿Qué es la inflamación?

En general, el término inflamación se refiere a todas las actividades del sistema inmunitario que ocurren cuando el cuerpo intenta combatir infecciones reales o potenciales, eliminar moléculas tóxicas o recuperarse de una lesión física.

Hay cinco signos físicos clásicos de inflamación aguda: calor, dolor, enrojecimiento, hinchazón y pérdida de función. Es posible que la inflamación de bajo grado ni siquiera produzca síntomas perceptibles, pero el proceso celular subyacente es el mismo.

Piel roja
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El enrojecimiento es uno de los síntomas de inflamación.

Tomemos el caso de una picadura de abeja, por ejemplo. El sistema inmunológico es como una unidad militar con una amplia gama de herramientas en su arsenal. Después de detectar las toxinas, las bacterias y el daño físico de la picadura, el sistema inmunitario despliega varios tipos de células inmunitarias en el sitio de la picadura.

Estas incluyen células T, células B, macrófagos y neutrófilos, entre otras células.

Las células B producen anticuerpos. Esos anticuerpos pueden matar cualquier bacteria en la herida y neutralizar las toxinas de la picadura. Los macrófagos y los neutrófilos engullen las bacterias y las destruyen. Las células T no producen anticuerpos, pero matan cualquier célula infectada por un virus para evitar la propagación viral.

Además, estas células inmunitarias producen cientos de tipos de moléculas llamadas citoquinas, también conocidas como mediadores, que ayudan a combatir las amenazas y reparar el daño al cuerpo. Pero al igual que en un ataque militar, la inflamación viene con daños colaterales.

Los mediadores que ayudan a matar las bacterias también matan algunas células sanas. Otras moléculas mediadoras similares provocan fugas en los vasos sanguíneos, lo que provoca la acumulación de líquido y la entrada de más células inmunitarias.

Este daño colateral es la razón por la que desarrollas hinchazón, enrojecimiento y dolor alrededor de una picadura de abeja o después de recibir una vacuna contra la gripe. Una vez que el sistema inmunitario elimina una infección o un invasor extraño, ya sea la toxina de una picadura de abeja o una sustancia química del medio ambiente, diferentes partes de la respuesta inflamatoria toman el control y ayudan a reparar el tejido dañado.

Después de unos días, tu cuerpo neutralizará el veneno de la picadura, eliminará cualquier bacteria que haya entrado y sanará cualquier tejido dañado.

La inflamación como causa de enfermedad

La inflamación es una espada de doble filo. Es fundamental para combatir las infecciones y reparar el tejido dañado, pero cuando la inflamación se produce por razones equivocadas o se vuelve crónica, el daño que provoca puede ser perjudicial.

Abeja
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En el caso de una picadura de abeja, después de detectar las toxinas, las bacterias y el daño físico de la picadura, el sistema inmunitario despliega varios tipos de células inmunitarias en el sitio de la picadura.

Las alergias, por ejemplo, se desarrollan cuando el sistema inmunitario reconoce erróneamente sustancias inocuas, como el maní o el polen, como peligrosas. El daño puede ser menor, como picazón en la piel, o peligroso si la garganta de alguien se cierra.

Con el tiempo, la inflamación crónica daña los tejidos y puede provocar muchos trastornos clínicos no infecciosos, como enfermedades cardiovasculares, trastornos neurodegenerativos, obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer.

El sistema inmunitario a veces puede confundir los propios órganos y tejidos con invasores, lo que provoca inflamación en todo el cuerpo o en áreas específicas. Esta inflamación autodirigida es lo que causa los síntomas de enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis.

Otra causa de la inflamación crónica que los investigadores como nosotros estamos estudiando actualmente son los defectos en los mecanismos que reducen la inflamación después de que el cuerpo elimina una infección.

Si bien la inflamación se desarrolla en el cuerpo principalmente a nivel celular, está lejos de ser un mecanismo simple que ocurre de forma aislada. Se ha demostrado que el estrés, la dieta y la nutrición, así como los factores genéticos y ambientales, regulan de alguna manera la inflamación.

Todavía queda mucho por aprender sobre lo que conduce a formas dañinas de inflamación, pero una dieta saludable y evitar el estrés pueden contribuir en gran medida a ayudar a mantener el delicado equilibrio entre una respuesta inmune fuerte y una inflamación crónica dañina.

*Prakash Nagarkatti y Mitzi Nagarkatti son profesores de patología, microbiología e inmunología de la Universidad de Carolina del Sur, Estados Unidos.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.


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