Bolivia se sitúa como la tercera economía más inflacionaria de Latinoamérica
Los países de Argentina y Venezuela ocupan el primer y segundo lugar en la región.
Antes de que concluya el año, los institutos nacionales de estadísticas y bancos centrales en Latinoamérica han actualizado sus datos inflacionarios hasta noviembre del presente año. Bolivia tiene una inflación mensual, a noviembre de 2024 de 1,45%, una acumulada del 8,82% y una interanual de 9,51%, datos que la sitúan como la tercera economía más inflacionaria de la región, detrás de Argentina y Venezuela.
Luis Fernando Romero, presidente del Colegio de Economistas de Tarija, dijo que Bolivia ha quedado en los registros como “la economía que tenía la inflación más baja de la región, según el gobierno, a una presente con altos precios, menos poder adquisitivo y con una tendencia riesgosa”, a corto plazo, de una “estanflación”.
Romero agregó que el primer lugar sigue “en manos” de Argentina que tiene una inflación anual de 166% y una acumulada de 112% a lo que va el año. En segundo lugar, está Venezuela, con una inflación acumulada de 60% y la interanual del 67%.
“En el caso de la Argentina, se consolida una tendencia de desaceleración en los precios al consumidor, ya que a noviembre presentaron el IPC mensual (2,40%) más bajo desde julio de 2020. Venezuela, en estos últimos meses su inflación tiende a elevarse, debido a la devaluación progresiva de la moneda local desde octubre, y a antiguas distorsiones del mercado cambiario, lo que se reflejó en un IPC mensual (12,5%) en noviembre, el más alto a lo que va el 2024”, dijo el economista.
También dijo que lo que llama la atención, es la diferencia de Bolivia con las otras economías de la región, donde el 81% de los países seleccionados en noviembre 2024 tuvieron una inflación mensual por debajo del 1%, y otros países como Ecuador (-0,3%), El Salvador (-0,1%) y Guatemala (-0,17%) reflejaron cifras negativas.
“Comparando la inflación interanual de Bolivia, dejando a un lado a Argentina y Venezuela, por ejemplo, es 6 veces más grande que la de Ecuador (1,51%), inclusive Salvador ha presentado una cifra del -0,31%. En el caso de la inflación acumulada, la salvadoreña solo representa el 5% de la boliviana, e inclusive también se ha observado estadísticas negativas como el caso de Costa Rica (-0,10%). Es evidente que la inflación de Bolivia ha tomado una gran distancia del resto de los países de Latinoamérica, y que posiblemente este 2024 cierre con una inflación galopante, es decir al menos del 10%”.
El titular de los economistas de Tarija manifestó que se tiene que entender que el actual proceso inflacionario “no es casual ni coyuntural, sino estructural”, porque a medida que fue cayendo la producción y exportación de hidrocarburos, y por ende los ingresos en dólares para Bolivia, el gasto público se mantuvo elevado y creciente.
“Para rematar, el BCB quiso implementar un dólar exportador, desequilibrando más aun el mercado cambiario, dando lugar a la escasez de dólares y una divisa cara en el mercado negro, tal cual lo vivimos actualmente en el país”, dijo Romero.
Finalmente dijo que las perspectivas inflacionarias en Bolivia “a corto plazo no son alentadoras”, porque se ha superado ampliamente la inflación del 2023 (2,12%) y la meta gubernamental para el 2024 (3,6%), inclusive el Presupuesto General del Estado (PGE) 2025 ha proyectado una inflación del 7,5% anual, lo cual ratifica que el Gobierno espera que este año y el otro sea aún inflacionario.
“Lo cierto, es que nuestra moneda y el poder adquisitivo de los ingresos de los bolivianos se devaluará al menos en un 60% esta gestión, lo que se palpa en estas fiestas navideñas, menos compras, precios más caros y contracción del consumo. Esto es riesgoso para la economía, si continúa creciendo la inflación afectará al consumo, la inversión, empleo, y en sí, a la economía general, haciendo que puede decrecer en el 2025. Y finalmente, la inflación es un fantasma que va empujando paulatinamente a miles de personas a la pobreza, si sus ingresos siguen perdiendo poder de compra, se les hará más difícil satisfacer sus necesidades básicas y por lo tanto, la consecuencia será una calidad de vida muy limitada”.