1 de julio de 2024, 4:00 AM
1 de julio de 2024, 4:00 AM

Las vastas llanuras y exuberantes bosques de Beni y Pando esconden una dura realidad: sus habitantes pagan la electricidad más cara del país. A pesar de los $us 60.000 millones administrados por el Gobierno del MAS durante sus años en el poder, la conexión al Sistema Interconectado Nacional (SIN) sigue siendo un sueño lejano para esas regiones.

Esta desconexión las aísla de la red eléctrica nacional, obligándolas a depender de costosos sistemas de generación propios, principalmente a base de diésel. El resultado: tarifas que duplican las de otras regiones, como Santa Cruz o La Paz. En Riberalta, la tarifa promedio para el consumo domiciliario es Bs 0,99 Bs/kWh (kilovatio por hora), un 16,47% más que el promedio nacional.

Las consecuencias de esta disparidad son evidentes. Las familias de Beni y Pando ven mermados sus ingresos y esto afecta directamente su calidad de vida. La falta de acceso a una energía accesible también dificulta el desarrollo económico de la región. Las empresas se ven obligadas a invertir más en su suministro eléctrico, lo que reduce su competitividad y desalienta la inversión.

La energía es un derecho fundamental y ningún boliviano debería pagar un precio tan alto por ella. Es hora de que el Gobierno actúe con decisión para garantizar que todos los ciudadanos, sin importar dónde vivan, tengan acceso a una energía accesible y confiable.

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