El ministro de Gobierno reveló que las áreas protegidas son utilizadas para completar el último eslabón de la cadena de producción de cocaína. Allá están los laboratorios. Sin embargo, también hay coca y fábricas de pasta base “a pedido”

14 de abril de 2022, 4:00 AM
14 de abril de 2022, 4:00 AM

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, reveló que los parques nacionales son utilizados por los narcotraficantes para instalar laboratorios de refinación de cocaína. Esto significa que en el país se completa la cadena productiva de droga para la exportación. Estas áreas están cada vez más desprotegidas y en riesgo porque también persisten las plantaciones de coca y las fábricas de droga.

Además, en el informe que presentó el ministro este martes ante la Comisión de Gobierno, Policía y Fuerzas Armadas (FFAA) de la Cámara de Diputados, dijo que el Gobierno logró identificar 300 pistas clandestinas que deben ser destruidas porque no cuentan con permisos de operación.

Sobre este tema, señaló que esperan un informe de la empresa boliviana que suministra los explosivos para la destrucción de dichas pistas. “La siguiente semana la empresa Nacional de las Fuerzas Armadas nos entregará más explosivos para seguir destruyendo pistas que no hayan sido autorizadas por Naabol dentro del territorio nacional. Hemos logrado identificar 300 pistas en todo el territorio nacional que faltan ser destruidas y que no están autorizadas”, dijo la autoridad en su informe.

Áreas desprotegidas

La situación de los parques nacionales es crítica, porque los hechos muestran que se han convertido en áreas desprotegidas y cada vez más descuidadas.

En Bolivia hay 295 guardaparques distribuidos en 22 parques nacionales que, en total, cuentan con una extensión de 182.716, 99 kilómetros cuadrados. En promedio, cada funcionario es responsable por atender 619 km2, es decir, una superficie similar a una ciudad del porte de Brasilia o de Goiania, en Brasil, o de Medellín en Colombia.

La ciudad de Santa Cruz de la Sierra tiene una superficie de 325.6 km2. Por lo tanto, se puede decir que cada guardaparques debe cuidar una urbe con el doble de extensión que la capital oriental.

El activista ambiental Román Justo señaló que esta situación es muy preocupante. La pérdida del bosque con las plantaciones de coca ya son un problema. Acotó que la elaboración de droga implica que se contaminan las fuentes de agua, las nacientes, pequeñas quebradas. “Imagínese los químicos que se utilizan en un laboratorio, definitivamente hacen estragos con los ríos más abajo. Esto se afecta a los peces, e inclusive al ganado que consume el agua que vienen de esas quebradas”, dijo.

Entre otros datos, el ministro también señaló que se debe preguntar al Ministro de Defensa por qué no llegaron los radares para la lucha contra el narcotráfico. Los equipos fueron negociados con empresas de Francia.

Del Castillo denunció que los parques nacionales son utilizados para escalar el último peldaño en la producción de cocaína, que significa transformar la pasta base en la cristalización. “En los parques no se produce droga, sino que son los lugares donde se les coloca químicos para refinarla”.

Las plantaciones de coca también aumentaron en los parques nacionales. Según el informe de monitoreo de coca de Naciones Unidas correspondiente al año pasado, los cultivos crecieron un 44% en las áreas protegidas, lo que significan 454 hectáreas.

Se supo que mafias colombianas y brasileñas son principalmente las que operan en los laboratorios.

El ministro admitió que es complicada la lucha para destruir los laboratorios cuando se encuentran en plena producción. “Cuando asumimos el gobierno, en noviembre de 2021, recibimos información, denuncias de que en los parques nacionales había laboratorios de droga, pero no podíamos ingresar porque el señor Arturo Murillo (su antecesor) no dejó un solo helicóptero en buen estado. Los UH1 (utilizados en la lucha antidroga) están en tierra”, señaló el ministro Del Castillo.

Sin embargo, el 17 de enero de 2020 el exministro Carlos Romero fue enviado a la cárcel de San Pedro por la presunta comisión de los delitos de uso indebido de influencias e incumplimiento de deberes por hechos de corrupción al interior de la Unidad Estratégica de Lucha Integral Contra el Narcotráfico (Uelicn), por presuntas irregularidades en 42 contratos con la empresa Horizontal de Aviación Bolivia para el mantenimiento de las aeronaves. En febrero de 2019 la entonces diputada Rose Marie Sandoval (UD) denunció que se realizaron acuerdos directos con un “clan familiar” por más de $us 60 millones para el mantenimiento de helicópteros y aeronaves de unidades aéreas Diablos Negros y Rojos.

Este martes el ministro Del Castillo argumentó que el Gobierno recurrió a “acciones creativas” para superar los problemas causados por la falta de helicópteros. Aseguró que en la gestión 2020 fueron fusionadas la Unidad Ejecutora de Lucha Integral Contra el Narcotráfico (Uelicn) y el Consejo Nacional de Lucha Contra el Tráfico Ilícito de Drogas (Conaltid). “Eso nos permite un ahorro de Bs 21 millones anuales en la lucha contra los narcos, solamente en personal que era mal utilizado”. Así, según el ministro, se logró equipar algo más la lucha con estas aeronaves.

Mercado externo

Fuentes policiales señalan que el kilo de clorhidrato de cocaína en Bolivia cuesta hasta $us 2.500. Una vez que pasa la frontera el costo puede elevarse hasta casi $us 6.000. Si es que llega a Europa, puede alcanzar un valor de alrededor de $us 8.000.

Respondiendo a la pregunta 15 del cuestionario presentada por la comisión, el ministro Del Castillo señaló que los narcos abren esporádicamente fábricas de pasta base de cocaína en las áreas protegidas, para cumplir pedidos específicos, y luego las cierran.

“Trabajarían por una especie de encargos desde Brasil y Argentina. Le dicen ‘necesito tantos kilos’ y solo producen esa cantidad de kilos, luego abandonan la fábrica, y cuando tienen un nuevo pedido reabren estas fábricas hasta que son encontradas por los efectivos de lucha contra el narcotráfico”.

Eso es consecuencia de que el país ya no es solo productor de materia prima, sino que ha completado todo el ciclo para exportar cocaína. La producción de coca y las fábricas de pasta base siguen en los parques nacionales, pero el problema más serio ahora es el siguiente nivel.

El megalaboratorio hallado en el Valle Sacta, ubicado en el parque Carrasco del trópico de Cochabamba y que el expresidente Evo Morales denunció que fue protegido por autoridades antidrogas que abortaron una misión para destruirlo era un complejo, donde por un lado había cuatro fábricas de pasta base con capacidad para producir 200 kilos por día, y también allí se realizaba el procedimiento químico para convertir esa droga en clorhidrato. Supuestamente era operado por colombianos.

En su informe, el ministro señaló que el año pasado se destruyeron cuatro laboratorios de este tipo, y este año uno.

En marzo, durante un operativo conjunto, las policías antinarcóticos de Brasil y Bolivia descubrieron un megalaboratorio de cocaína en el Parque Noel Kempff Mercado, cercano al municipio brasileño de Comodoro Mato Grosso. Al cabo de las acciones, cuatro personas fueron aprehendidas, dos eran bolivianas, una colombiana y otra brasileña.

“Con Brasil definimos ingresar al parque Noel Kempff Mercado ya con una información precisa, que existirían avionetas en este lugar de destino y coordinamos por si éstas optaban por cruzar la frontera. Este laboratorio estaba sin funcionamiento por dos meses, pero esto debido a la inclemencia del tiempo o la época de lluvias entre diciembre y marzo”, explicó la autoridad.

Pese a las evidencias, descartó que cárteles internacionales estén operando en el país.