El cuidado y cultivo de un huerto potencia las habilidades blandas y la vivencia de valores. Además, habilita un escenario distinto para avanzar los temas trasversales

17 de febrero de 2023, 10:43 AM
17 de febrero de 2023, 10:43 AM

​El patio escolar cuenta con un área reservada. No se puede jugar a la pelota, ni 'esconderse' un rato durante el recreo. El huerto escolar forma parte de una nueva dinámica de aprendizaje y, por tanto, hay que cuidarla entre todos. No se trata de una tendencia o moda. Las ventajas educativas que supone la incorporación de un huerto en el espacio escolar son relevantes.

Los beneficios que aporta trabajar y cultivar la tierra desde edades tempranas son innumerables. Desarrolla habilidades como la paciencia, la constancia, la cooperación o la responsabilidad; enseña la importancia de cuidar el medioambiente y conocer la flora de la zona; permite conocer el origen de alimentos que se consumen en el día a día. La lista propuesta por Lucía García López en el portal especializado Educación 3.0, sigue.

La dinámica de preparar el terreno y cuidar el huerto implica una actividad física. El contacto con la naturaleza contribuye a fomentar la vida saludable y a forjar una cultura de respeto al medioambiente.

“Cada cosa requiere su tiempo, los alimentos deben ser de temporada porque los ciclos naturales se suceden y en cada época del año tenemos unos alimentos distintos”, destaca Miriam Campos, maestra de Primaria y coordinadora de Teachers For Future Spain, un colectivo de docentes que promueve la educación ambiental en las escuelas.

El cuidado del huerto permite a los docentes contar con un escenario de aprendizaje distinto. En este 'rincón de la naturaleza' se aprende a diferenciar las plantas, se descubre el ciclo natural y, en los cursos más avanzados, se puede experimentar con los injertos.

Las oportunidades de enseñanza son múltiples. En consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el cuidado del huerto escolar introduce los conceptos de  ‘huella ambiental’ . 

De acuerdo a la extensión y el terreno, el centro educativo puede expandir el huerto con el cultivo de árboles autóctonos o frutales. Además de enriquecer el espacio de recreación, regala formas nuevas para hablar sobre las ciencias naturales.

Las ventajas prosiguen. Se han identificado casos exitosos de socialización y cooperación entre estudiantes. Incluso, pedagogos especializados recomiendan estas prácticas para estudiantes con habilidades especiales.

Finalmente, la presencia del huerto escolar en un espacio compartido por toda la comunidad escolar también supone una oportunidad para la enseñanza de valores sociales de convivencia. Corresponderá a los docentes crear un rol de cuidado del espacio que se asignará por cursos y contará con un ordenamiento o políticas de funcionamiento. La tolerancia y el respeto permitirá la interacción entre todos los estudiantes.