Todo es útil para hacer ejercicios en casa

Un día, Daniel Albornoz se miró al espejo y pensó que ya era suficiente. No le gustó lo que vio en el reflejo. Estaba con sobrepeso. Entonces decidió ser autodidacta y cambiar su apariencia física. Recurrió a las apps, a YouTube y a oír consejos de amigos para comenzar a hacer ejercicios en casa. Hoy, en plena cuarentena, ha inventado una singular forma de hacer sus rutinas con todo lo que pilla: cuadernos, tubos, palos de escoba, mochilas, sillas, el cable de la plancha, botellas de plástico, pelotas y hasta patinetas.

A todo se le puede sacar su parte útil. Es lo que piensa este joven, de 25 años. Para sus pesas cortó dos botellas de plástico (de gaseosa) y le echó cemento, luego las unió con un tubo PVC. Así ya tuvo para hacer bíceps.

No tenía mancuernas. Así que vació dos mochilas. Las llenó con cuadernos y enciclopedias pesadas, y con ellas ahora hace ejercicios de brazos y piernas, como sentadillas de propiocepción y trabajo de bíceps. "Se puede hacer la rutina solo agarrando la mochila con la mano o poniéndole un palo de escoba", asegura el también ingeniero industrial. Y para las flexiones -cuenta- usa solamente dos sillas de plástico. Si quiere tríceps, se coloca en la orilla de la cama para hacer las repeticiones correspondientes. También sirve apoyarse en unas gradas o hasta en un toco, recomienda. 

Tampoco tenía cuerda. Cortó el cable de una plancha vieja y obtuvo uno. Con una patineta se le ocurrió hacer más ejercicios de piernas y brazos. Y con una pelota puede hacer abdominales. "La creatividad cuenta para armar más materiales", dice. 

Estos ejercicios caseros son ideales para la cuarentena. En sus ojos verdosos claros se nota el cansancio, pero también la satisfacción. Ha logrado bajar ya siete kilos, pero seguirá perdiendo más. Por el momento, le queda mucho tiempo para seguir practicando sus rutinas. Esta faceta se suma a las que ya tiene: ingeniero industrial, bloguero de viajes, fotógrafo, músico y con principios básicos de bombero.