La nueva ministra Silvina Batakis, que reemplazó a Martín Guzmán, tiene unos retos enormes. El viernes pagó al FMI un vencimiento de capital por 1.286 millones de dólares, parte de una deuda por unos $us 44.500 millones tomada en 2018

El Deber logo
10 de julio de 2022, 4:00 AM
10 de julio de 2022, 4:00 AM



AFP-El País

La economía de Argentina se sumerge, una vez más, en un océano de problemas. La renuncia del ministro Martín Guzmán disparó las tensiones en el mercado cambiario, derrumbó el valor de los bonos de la deuda en dólares y dio fuelle a la inflación. En ese tembladeral, el lunes asumió en el ministerio de Economía Silvina Batakis, una funcionaria de perfil bajo que responde al kirchnerismo, el sector mayoritario de la coalición de Gobierno que más había atacado a Guzmán durante la gestión.

Batakis prometió en su primer discurso como ministra que defendería el equilibrio fiscal. Pero los desafíos que enfrenta la economía Argentina en el inicio del segundo semestre son mucho mas complejos que eso. La nueva gestión económica deberá resolver la disparada de la inflación -síntoma de la caída del valor del peso y la consiguiente crisis cambiaria-, la sangría de reservas del Banco Central, los millonarios subsidios a la energía y el rojo fiscal, que se financia con emisión monetaria. Sus armas son limitadas, porque el país se encuentra bajo el paraguas de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que limita las aventuras heterodoxas.

Los mercados no le creen a Argentina y así se lo hicieron saber a Batakis. La cotización del dólar frente al peso en el mercado no oficial, donde flota libremente, subió el lunes de los 239 hasta los 270 pesos, su mayor valor desde la crisis del corralito de 2001. El miércoles, la divisa se acomodó un poco y bajó hasta los 255 pesos, pero el Banco Central tuvo que vender 90 millones de dólares de sus reservas. No le ha ido mejor a los bonos, que llegaron a pagar en Wall Street hasta 20 dólares por cada 100 dólares contraídos. Y el riesgo país, que es el diferencial que paga la deuda argentina con respecto a EEUU, alcanzó los 2.689 puntos, el mayor valor desde el 26 de mayo de 2020, cuando Argentina aún no había renegociado su deuda con los acreedores privados.

El miércoles, la ministra Batakis habló con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. Le dijo que no era su intención romper el acuerdo que su predecesor firmó en enero pasado para refinanciar la deuda de 44.000 millones de dólares contraída en 2018. 

En este escenario de obligaciones externas y problemas internos, las señales de tranquilidad enviadas por el presidente, Alberto Fernández, no convencen. Ha perdido la pelea por el rumbo económico que mantiene con su vice, Cristina Fernández de Kirchner. Mientras el primero se aferra al acuerdo con el FMI, lo que supone reducir el déficit y enfriar la economía para bajar la inflación, la segunda exige aumentar el gasto público para impulsar el consumo, aunque eso implique imprimir moneda y no cumplir con las metas fiscales. Solo así, dice la expresidenta, el peronismo tendrá alguna oportunidad en las elecciones generales de 2023.

Los desafíos que tiene Silvina Batakis por delante son enormes. La economía argentina es como una canasta de mimbre llena de agua, que pierde por todos los sitios. Tapas un agujero y aumenta el caudal en otro, y así. “La política económica enfrenta un semestre crítico”, dice la economista Elizabeth Bacigalupo. “Los problemas surgen de la necesidad de controlar la inestabilidad económica y, a la vez, satisfacer las demandas de la política”, que en el caso argentino son, además, contrapuestas, opina.

Argentina pagó el viernes al Fondo Monetario Internacional un vencimiento de capital por 1.286 millones de dólares, parte de una deuda por unos 44.500 millones de dólares tomada en 2018 y refinanciada este año, informó el Ministerio de Economía.