Ante las escasas posibilidades de encontrar supervivientes, los esfuerzos se centran en los millones de personas que quedaron sin hogar. El presidente sirio aceptó abrir dos pasos fronterizos para recibir ayuda

14 de febrero de 2023, 4:00 AM
14 de febrero de 2023, 4:00 AM


El balance del terremoto que sacudió hace una semana a Turquía y Siria ascendió a más de 35.000 muertos y, ante las escasas perspectivas de encontrar supervivientes, los esfuerzos se centran ahora en ayudar a los millones de personas que se quedaron sin hogar.

La situación es especialmente grave en Siria, ya devastada por más de una década de guerra civil. La ONU sostuvo una reunión de urgencia sobre cómo aumentar la ayuda a las zonas bajo control rebelde.
El presidente sirio, Bashar al Asad, aislado y sujeto a sanciones, pidió ayuda internacional para “la reconstrucción de las infraestructuras” destruidas por el sismo en el país, donde la ONU estima que más de cinco millones de personas se quedaron sin casa.

El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que Asad acordó abrir dos nuevos pasos fronterizos -Bab al Salam y Al Rai desde Turquía hasta el noroeste de Siria- para permitir el ingreso de ayuda con mayor rapidez.

Una semana después del sismo de magnitud 7,8 que sacudió la región, el balance confirmado es de 35.331 muertos, 31.643 en Turquía y 3.688 en Siria, lo que convierte a este cataclismo en el quinto más mortífero desde el inicio del siglo XXI.

“Avalancha de llamadas”

Pero, aunque cada vez es más difícil, todavía se hallan personas vivas entre las montañas de cascotes de las ciudades que quedaron destruidas tras el terrible temblor.

El lunes, un niño de 12 años fue rescatado en la provincia de Hatay, 182 horas después del terremoto, informaron los medios turcos.

Los supervivientes de la tragedia están confrontados a situaciones durísimas de falta de agua y precarias condiciones sanitarias.

En la localidad turca de Kahramanmaras, cerca del epicentro, se instalaron 30.000 tiendas de campaña y hay 48.000 damnificados en escuelas y otras 11.500 personas albergadas en centros deportivos.

Hatice Goz, una sicóloga voluntaria en la provincia de Hatay, dijo que reciben “una avalancha de llamadas” de padres desesperados preguntando por sus hijos desaparecidos.

La ciudad turca de Antakya, una localidad milenaria, conocida como Antioquía en la Antigüedad, quedó arrasada y el terremoto derribó la mezquita más antigua del país.

“Este lugar tiene un significado muy importante para nosotros”, se lamentó Havva Pamukcu. “Era un lugar preciado para todos nosotros, turcos y musulmanes. La gente tenía la costumbre de venir aquí ante de hacer el peregrinaje a La Meca”.

Concentrados en Siria

En Siria, se teme que el balance de víctimas sea mucho más elevado.

El jefe de emergencias de la ONU, Martin Griffiths, tiene que presentar una evaluación de la situación en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, tras visitar la región el domingo.

Los suministros son vitales para un país donde el sistema de salud y la infraestructura están en ruinas tras el conflicto que opone el Gobierno de Al Asad con varios grupos rebeldes que controlan parte del territorio.

Por el cruce de Bab al Hawa pasaron diez camiones de la ONU rumbo al noroeste del país.

El convoy llevaba materiales para confeccionar albergues de emergencia, cuerdas y mantas, pero también herramientas.

Pero, según funcionarios de la ONU, se necesita muchísimo más para los millones de personas que se quedaron sin casa.