22 de junio de 2024, 4:00 AM
22 de junio de 2024, 4:00 AM

La festividad de San Juan despierta singulares tradiciones. En la víspera del santo, la industria de los embutidos refuerza su oferta para saciar el apetito festivo de la gente. Más allá del sentido comercial, la celebración, de origen pagano, otorga un valor central al fuego. Las llamas purifican lo viejo y queman lo malo, con el fin de dejar espacio a nuevas oportunidades y deseos. Fiel cumplidor de las tradiciones, alisto ya esas cosas que arrojaré a la fogata con el propósito de ceder espacio a un nuevo presente.

Encabeza la lista de “desechables” la cultura del bloqueo. Una costumbre tan extendida para el reclamo como dolorosa para la población. La intolerancia que se destila en estos bloqueos es semejante a la arrogancia de las autoridades para atender las demandas que los motivan. En su lugar, reivindico las bondades del diálogo para avanzar en los acuerdos y la cultura del entendimiento como forma de resolución de conflictos.

El desorden y la improvisación ocupan espacios privilegiados para la fogata sanjuanina. Con cierta asiduidad, se elogian estos comportamientos y se los ‘premia’ con el pomposo título de viveza criolla. Poco se habla del lastre que suponen para cualquier proyecto de desarrollo personal, familiar o social. En este ejercicio anual de ‘borrón y cuenta nueva’, urge sembrar valores que nos encaminen hacia un futuro alentador para todos. Superar el actual escenario de crisis requiere del empuje colectivo y el entendimiento como sociedad.


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