Maestra de profesión, trabaja incansablemente en una escuela nocturna en Montero. A pesar de los desafíos que enfrenta, encuentra motivación en el esfuerzo que ve en cada estudiante que busca la superación en los estudios.

5 de junio de 2024, 15:00 PM
5 de junio de 2024, 15:00 PM

Daniela Reyes Ortiz, con 31 años, es una maestra formada en la Escuela de Formación Superior de Maestros Rafael Chávez Ortiz, de Portachuelo. Hace 9 años ejerce como educadora y actualmente trabaja en el CEA (Centro de Educación Alternativa) Rosenda Justiniano de Rodríguez II, en la ciudad de Montero. Pero su vida no se limita solo a su profesión; también es madre de tres hijos: José Andrés, 12 años, Bruno, de 6, y Matías, de 4.

Amor y paciencia

Como mujer que ejerce una profesión que le ayuda en el sustento de su familia, Daniela equilibra sus responsabilidades de maestra y madre con amor y paciencia. A pesar de las dificultades, se esfuerza por cumplir las necesidades de sus hijos y de sus estudiantes de la nocturna que trabajan durante el día y estudian por la noche. Su hijo mayor, José Andrés, tiene parálisis cerebral y epilepsia. Aunque estas condiciones representan un desafío, Daniela no permite que sean un impedimento para avanzar en su carrera y cumplir con sus responsabilidades.

Sus luchas en familia

Daniela Reyes junto a su esposo Jeffry Hurtado y sus hijos que son su mayor orgullo
Daniela Reyes junto a su esposo Jeffry Hurtado y sus hijos que son su mayor orgullo


Tiene mucho que hacer y reconoce que cuidar de su hijito requiere una atención especial. Por sus problemas con la salud ha estado en cuidados intensivos durante más de medio año y ha pasado por múltiples cirugías debido a las complicaciones de su enfermedad.

La alimentación de José Andrés es crucial

No puede masticar adecuadamente ni digerir los alimentos sólidos. Daniela prepara papillas de frutas y verduras para asegurarse de que pueda recibir los nutrientes correctamente. Además, es incansable cuidando a su hijo, sigue una rutina asistiendo a sesiones de fisioterapia para mejor postura y movilidad.

A pesar de las dificultades de su día a día, la lucha constante por el bienestar de Andresito es un testimonio de amor y perseverancia. Los controles médicos periódicos también son parte de su rutina. Daniela le brinda a José Andrés mucho amor, comprensión y paciencia, tiene el cuidado de fomentar la interacción con sus hermanitos. A pesar de los constantes desafíos, su dedicación como madre y maestra es admirable.

“El desafío y orgullo de ser maestra”

Como educadora con años de experiencia, adaptarse a los cambios y estilos de aprendizaje de cada estudiante es un desafío constante. Dejar una huella en ellos, fomentando valores y habilidades profesionales, es una satisfacción inigualable. Ver a los estudiantes culminar sus carreras y cumplir sus sueños es el mayor orgullo. Cada noche, siempre hay desafíos. Cumplir con las expectativas durante las clases y potenciar su confianza requiere empatía y dedicación. Como maestra, se proyecta hacia un futuro en el que los jóvenes sean personas plenas de conocimientos y más humanas.

En la víspera del 6 de junio

Teniendo la inspiración del Día del Maestro Boliviano, pone énfasis que asume una responsabilidad enorme hacia sus estudiantes. Ellos representan un mundo de posibilidades y sueños. Valorar y comprender sus esfuerzos es fundamental, porque muchos de ellos trabajan durante el día y estudian por la noche. Son padres y madres de familia, sosteniendo económicamente a sus seres queridos.

“La docencia es una vocación noble y mi compromiso es honrarla cada día”

Su gran inspiración

A pesar del cansancio de una jornada laboral, siente que sus estudiantes no se rinden, siguen esforzándose en los estudios para ser el orgullo de sus hijos y familia.

Así puede recordar a un estudiante que tenía cerca de 50 años y su gran deseo de superarse era igual al de un joven. Toda esa pasión también la inspiró profundamente como persona y profesional. Sus padres, también maestros, le enseñaron que la vida tiene un propósito: servir al prójimo. Observaba en ellos esa misión por enseñar, y eso la motivó a seguir su ejemplo. “La docencia es una vocación noble y mi compromiso es honrarla cada día”.