Carlos Alberto Hurtado, el nuevo gerente de Epidemiología del Sedes, antes de acceder al cargo, ya imitaba la vocación de servicio de su padre, en el más completo silencio

20 de agosto de 2020, 21:10 PM
20 de agosto de 2020, 21:10 PM

"No olvides que fuiste formado por un guerrero", le dice su madre, para recordarle quién es su ejemplo.

Carlos Alberto Hurtado, nuevo gerente de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud (Sedes), mucho antes de ocupar el puesto, ya tenía claro que la vara estaba alta. El legado de servicio de su padre, Roberto Tórrez, estaba por encima de ser una obligación laboral.

Desde que empezó la pandemia hasta ahora, Hurtado ha atendido, de forma gratuita y voluntaria, a más de 500 pacientes, entre profesionales, personas de escasos recursos y de todos los estratos sociales. "No los busco, ellos me pillan, me llaman, no puedo decirles 'quién les dio mi número', esto es vocación", asegura.

Su familia lo sabe y lo único que puede hacer es encomendarlo a Dios. Parece que las plegarias funcionan, hasta hoy, cinco meses después, sigue invicto frente al Covid-19.

“Te veo muy estresado. Estás con carga emocional. Tenés que cuidarte 'Chalito' porque sos lo único que tenemos en la casa. Te necesitamos”, le dice cada día su familia.

A la pregunta sobre si no se cansa de que el teléfono suene a cada instante, desde las primeras horas de la mañana, Hurtado responde: "Más que cansarme, duele la gente que no tiene acceso fácil a la salud porque vive lejos, o hacinada y no puede mantener medidas como el distanciamiento porque 13 personas tienen un solo baño".


Dice que puede ayudar a los enfermos gracias a personas claves que le abren las puertas de los centros médicos como El Remanso o La Pampa, a la hora que sea.  Y a pesar de sus esfuerzos, tres pacientes ya han fallecido en sus brazos, todos de escasos recursos, de los 43 graves que le tocó atender.

Nunca se quebró. Le tocó dar conferencias de prensa el día en que su padre, el ejemplar epidemiólogo del Sedes, falleció por Covid-19. No se quebró en público, pero dice que en la intimidad la historia es otra.

"Mi familia y mis amigos me lo dicen, pero no saben que a solas lloro por mi padre, pienso en él cada vez que escucho una de sus canciones favoritas, cuando paso por la Caja Nacional de Salud, donde estaba, cuando miro su cama", confiesa con nostalgia.

Hurtado no es hombre apegado a las redes sociales, pero en ese terreno, su nombre se repite bastante y con gratitud, en medio de periodistas, abogados, dentistas, albañiles. Y la lista es extensa, como alguna vez lo fue la de su papá.